sábado, 23 de enero de 2016

Pequeño Superhéroe

Dame la mano pequeño superhéroe. Deja que las burbujas jugueteen con tus pies. Tenemos aún miles de cangrejos por atrapar. Cuelga la capa, ayúdame a caminar, paso a paso en la orilla que yo te enseñaré a nadar.

Dame la mano pequeño guerrero espacial. Enfunda la espada láser, estaciona la nave nodriza. Liberemos planetas el lunes, que hoy tenemos castillos de arena por edificar. Un castillo con un pozo, un muro contra el mar, un calabazo para los caracoles y un túnel para escapar.

Dame la mano pequeño príncipe encantado. Hoy no cazaremos dragones. Hoy cuidaremos de la princesa que te puso el nombre. Dile a los unicornios que hoy no podremos cabalgar. El bosque encantado tendrá que esperarnos. Hoy nos aventuramos en el mar.


Dame la mano pequeño ladrón de mi corazón. Toma mi vida en tus manos y déjame tomar la tuya en las mías. Dejemos que  por hoy el mundo siga tropezando al rodar. Y descuida, que aquí estoy a tu lado para ayudarte a cruzar. Dejemos que caiga la noche, que los peces se cansen de nadar, dejemos que el sol nos queme y las gaviotas se rían de nuestro peinado.


Olvida que tienes un jarabe por tomar, un gato cojo para fastidiar, olvida que mamá trabaja y que mi oficina me espera ya. Olvídalo todo y dame la mano, que hoy viviremos en el mar.


lunes, 11 de enero de 2016

LA CASA DE SERGIO

Sergio no pudo oír los gritos de ella, no pudo verle hacer la maleta y llenarla con sus recuerdos. No vio cómo Ariana se despedía de la casa ni cómo miraba por última vez las sábanas que compartieron. No pudo ser testigo de sus lágrimas (si es que las hubo) y de cómo éstas humedecieron sus sandalias. No pudo oír el último portazo de Ariana antes de partir.

Sergio no estuvo allí. Tal vez no estuvo ya hace mucho y él mismo no fue consciente de su propia ausencia sino hasta cuando se encontró cara a cara con la de Ariana. No hubo libros, discos o ferias que adormecieran su ira, esa cólera que Sergio acumuló durante 30 años y que se apoderó de él cuando vio la casa vacía. Esa cólera reprimida que se volvió el monstruo que aún gobierna su forma de ser y que apagó al hombre que era. Porque ahora, la luz de Sergio no ilumina ni la mitad de lo que brillaba con Ariana.



Ahora Sergio intento buscar a alguien, cualquier rostro desconocido, o alguna sonrisa que pueda sacarle del absoluto vacío que lo define. Alguien que pueda hacerle sentir como Ariana lo hacía siempre. Intenta buscar alguien que saque lo mejor de él, esas cosas que sólo relucían con ella, esas cosas que incluso Sergio mismo no conocía. Alguien que convierta su sonrisa en verdadera y que le haga dejar de ponerse esa máscara de barro que acomoda ante el espejo todas las mañanas y que llega resquebrajada a la noche, antes de dormir.

La casa es demasiado grande para una persona que se va empequeñeciendo más y más. Y Sergio lo sabe. Es consciente que tarde o temprano las paredes se cerrarán sin previo aviso. Y nadie habrá allí para reclamar sus restos. A lo mejor, algunos maullidos solitarios acompañen ese momento. 


Sergio sólo necesito a alguien con quien compartir sus historias cuando ya nada importe. Y tal vez, encontrar a Ariana una vez más, sin que hablen ya del dolor. Sólo tomarse de la mano, y caminar hacia el jodido futuro. Ése futuro que nada espera ya de Sergio.

sábado, 2 de enero de 2016

Dormir escuchando a David Bowie

Escucha amor, yo que en todos estos años he sido tantas personas, las cuales por cierto terminaron odiándome y suicidándose. Yo que he vivido en tantos lugares y mundos de los que tarde o temprano terminé huyendo.

Escucha amor, yo que he compartido mi  vida tantas veces y mi muerte muchas otras más. Yo que he destrozado mi corazón para poder regalar un trozo a cada vagabundo que se cruzó en mi camino. Yo que desgarré mi alma para poder sobrevivir.

Amor, yo que ahora abrazo la soledad con vehemencia para no caer en algún círculo del Infierno. Aquí, al lado del abismo, sólo puedo pedir que seas real.

Y me pregunto amor. ¿Alguna vez sentiste algo así? O es que prefieres cerrar los ojos y llorar en la oscuridad, para así brillar en las calles.

Me pregunto amor si al final encontraste besos que te devuelvan a la vida, risas que te salven del abismo. O tal vez, como yo, sigues muriendo un poco cada vez que recuestas tu cabeza en la almohada que te lleva a mundos mejores.


Y aquí vienes, callada, alegre y sin maquillaje. Deja que Bowie siga velando mi sueño. Tira toda la ropa sucia de la cama. No tienes amor más que disimular el dolor, hazlo uno contigo, lo mismo hice yo y te puedo enseñar. No nos queda mucho, no es necesario vender mi alma, con gusto la regalaría otra vez a las tinieblas con tal de verte sonreír.

Escucha querida. ¿Estás tan loca como estos pensamientos que te dan vida? Déjame soñarte, la realidad es una perra y ambos lo sabemos.  Así que calla de una vez, cierra los ojos, mátame a besos y ya no me dejes despertar.