domingo, 25 de septiembre de 2022

Él Mató a un Policía Motorizado

No, no es el titular de una noticia. Es el nombre del grupo del que voy a hablar ahora, sólo porque sí, porque poca gente conoce este gusto mío y porque hace unos días los volví a ver en concierto.

Era un 9 de mayo de 2015 la primera vez que los escuché. Había estado en casa con mis amigos en otra noche de póker y whisky barato. Solía irme a dormir dejando la tv puesta con música de YouTube, se reproducían canciones aleatorias que no conocía.


 

Estaba a punto de quedarme dormido cuando sonó una canción que me pareció hermosa. Con una letra que se repetía constantemente. Una voz medio rasposa intentaba ser tierna y melódica mientras la canción me hipnotizaba de a pocos. La letra hablaba sobre una chica llamada Jenny, y pocos saben que ése es uno de mis nombres favoritos. Así que para ser la primera vez que escuchaba la canción, ya me había rendido ante ella. 

Pero no quise levantarme de la cama, tal vez el whisky ya había hecho su efecto y no me dejaba ponerme en pie. Y luego, acabada esa canción siguió una más y logré identificar la misma voz. Esta vez las letras hablaban sobre pasar los últimos momentos con la persona que amas. Igualmente me hipnotizó.

Nuevamente no pude levantarme de la cama, pero esas dos canciones se quedaron impregnadas en mi subconsciente. Y mientras la tv seguía reproduciendo melodías aleatorias, me quedé dormido.

Al otro día ya con mis cinco sentidos volviendo a la normalidad, fui al historial de canciones que se estuvo reproduciendo durante toda la noche, buscando canción por canción hasta lograr ubicar esas dos melodías que tanto me habían llamado la atención. 


Y eso fue todo, me obsesioné en secreto de ellos. Él Mató a un Policía Motorizado me hacía sentir más triste cuando necesitaba estarlo (que era casi siempre) y me daba ciertas alegrías o pinceladas de esperanza cuando según mi estado de ánimo, lograba pensar en el amor, y sonreír (cuando era joven y en el amor creía).


Cada canción es como un mantra, con frases cortas o palabras que se repiten una y otra vez, las letras no son tan extensas pero suficientes para dejarme anonadado. La voz y los instrumentos parecen no encajar, pero terminan fusionándose de forma tan sublime, que no me hace más que querer seguir escuchándolos más tiempo.


Tuve la oportunidad de verlos en concierto en el Vivo x el Rock del 2019, fue una presentación accidentada y muy corta, ya que cada banda sólo tenía media hora de show. Grité y canté a todo pulmón las canciones, y saltaba cada vez que podía. Me sentí completamente alegre. Pero me dejaron con ganas de más.


Hace unos días tuve la oportunidad de volver a verlos en concierto, esta vez en un show de dos horas sólo de ellos, y en primera fila además.

Pero esta vez la experiencia fue totalmente distinta a la del 2019. Esta vez no sentí alegría, me invadió una gran sensación de melancolía y soledad. Era como estar solo frente al grupo, sentí que no había gente a mi costado, por más que casi todos saltaban y gritaban entonando las canciones. 

Yo cerraba los ojos y cantaba para mí, intentando acompañar al vocalista. No sé si porque ya tengo 40 años, o porque el olor de la yerba que se sentía por todas partes me había afectado un poco, o porque con los años siento estas canciones cada vez más profundas; pero me desconecté del resto del público, y disfruté del concierto a mi modo.

Lloré mucho cuando cantaron "Fuego" uno de mis temas favoritos. Era inevitable que mis lágrimas acompañaran la canción, salían de forma inconsciente (No lloraba en un concierto desde Arcade Fire, allá por el 2017) 

Y sí canté a viva voz cuando "Chica de oro""El mundo extraño" tuvieron su turno en el set list.


"Quiero estar con vos
Que me quieras así
Liquidado estoy
Esperando hasta el fin
Sé que es lo peor
Pero ésta es la mejor versión de mí"



Definitivamente este concierto lo llevaré en mi corazón por mucho mucho tiempo, por todo lo que significó y por cómo me hizo sentir.

Y sin más, los dejo con esas dos primeras canciones que escuché la primera vez, los mismos videos que se metieron en mi cabeza una lejana madrugada hace siete años:






 





viernes, 19 de agosto de 2022

¿Ya tengo 40 años?

 

Cuando era un niño feliz allá por mis 10 u 8 años e iba a un centro comercial, a la hora de pasar por caja siempre me parecía que las personas que atendían eran mucho mayores que yo. Esa sensación de que los otros eran los adultos me duró mucho tiempo. Y no sólo con las cajeras, sino con la gente en general que ofrecía algún servicio, como doctores, empleados, taxistas, etc.

 


Conforme pasaron los años y fui creciendo, aún sentía que yo era el más joven. Veía a todos con cierta admiración, elogiaba a las demás personas que podían prestarme cualquier tipo de servicio. -Algún día yo también seré grande- me decía siempre para convencerme que yo aún no había terminado de crecer.

 


Pero una mañana hace pocos años, desperté y fui al supermercado, llené el carrito de compras con los productos usuales que solía adquirir para pasar el fin de semana con mis amigos. Fui a caja y la persona que me atendió era una joven, evidentemente menor que yo. - ¿Qué está pasando? - pensé confundido.

 

No supe bien qué hacer. Después del supermercado fui al banco a tramitar mi tarjeta, y la persona que me atendió era al menos 10 años menor que yo. -Esto no puede ser normal ¿es que estoy en otro universo y no me he dado cuenta? –

 

Salí corriendo a la calle, confundido, desorientado, sin saber exactamente qué pasaba. Miré a mi alrededor y constaté lo peor que temía: todos eran menores que yo... la señora de la limpieza, el taxista que me esperaba, las parejas con hijos que paseaban de la mano, incluso la chica que me gustaba… TODOS.

 


Tuvieron que pasar muchos días para aceptar esa nueva verdad. ¿En qué momento crecí? Nunca me di cuenta, esa bofetada de realidad remeció toda mi interpretación del mundo. Ahora, el adulto, el grande, el mayor, era yo.

 

No pude aceptarlo, no podía resignarme a haber crecido. Pero no podía hacer más, así comprara todos los Transformers que no pude tener de niño y viera con mi hijo las películas que marcaron mi niñez, ya no había marcha atrás.

 

Y el tiempo volvió a pasar, de repente dejó de emocionarme cumplir años, de repente mi gata había fallecido a sus 12 años, de repente yo estaba solo, de repente Bowie había muerto, de repente mi hijo ya tenía 9 años, de repente sólo escuchaba The Cure.


 *****


Y esta mañana, abro los ojos y me doy cuenta que han pasado 40 años desde que llegué a este mundo. Me atemoriza la idea de envejecer y ser la carga de alguien más, la inutilidad física, el volverse dependiente de alguien más incluso para comer e ir al baño. Me atemoriza no poder ser consciente de partir de este mundo cuando yo quiera.

 

Temo por mi legado (por dejar uno en realidad). Temo que con cada año hay alguien menos en mi vida y no alguien más. Temo no poder ser capaz de acompañar a mi hijo cuando sea adulto y necesite un padre que lo aconseje (así como el mío me acompaña hasta ahora). Y sobre todo, temo por no poder pedir ayuda cuando realmente la necesite.

 

He cumplido 40 años. No sé si es ya el inicio del final de mi vida, o simplemente el comienzo de una vida nueva, de dejar atrás la oscuridad que me invade desde el 21 de agosto de 2000, de atesorar cada momento con mi familia, de decirles que los quiero cada vez que pueda, de abrazar a mis amigos cada vez como si fuera la última… de poder volver a amar.

 

Cuarenta años ya… volveremos a vernos 40 años después?