Hace exactamente veinte años yo estaba a la mitad de mi carrera universitaria, demasiado metido en mis asuntos y tan desconectado de la realidad, que el saber que mi madre te daría a luz no alteraría los planes que tenía para ese día, que lo más probable eran salir con mis amigos a alguna fiesta de alguien a quien no conocía.
Desde el primer día que llegaste
a la a casa yo siempre te vi de lejos, quizás porque cada vez que quería
acercarme había demasiada gente a tu alrededor admirándote e intentando cuidarte,
o tal vez porque me sentía un poco celoso.
Recuerdo que el día que te
bautizaron yo llegué tarde, ni siquiera me vestí para la ocasión, sólo llegué para
cumplir con la ceremonia, robarme algunos bocaditos y poder irme cuanto
antes.
La infame foto del bautizo |
Desde tus primeros años evité ser
un hermano cariñoso y cercano a ti, en esa época mi vida fuera de casa era la
que más me importaba, e intentaba estar lo menos posible con la familia. Tú no
tenías la culpa, simplemente yo era joven e imbécil, no era capaz de valorar todo
lo que tenía dentro de casa.
Siempre te hacía bromas pesadas
hasta el punto de hacerte llorar muchas veces, pero aún así tú con tan pocos años
tenías detalles tiernos conmigo, como hacerme algún dibujo o darme un abrazo. E
incluso ser la más animada en participar cuando hicimos la foto de Star Wars.
El día que me fui por varios años del país te di un medio abrazo muy rápido a la ahora de despedirnos, estabas llorando por algo que
querías en ese momento y no tenías a la mano. Tenías 4 o 5 años, no podía
pedirte más.
Me perdí toda tu niñez, no estuve
a tu lado en muchos cumpleaños y momentos importantes incluyendo tu paso a la
primaria. Cuando muy de vez en cuando llamaba a casa para saludar sólo hablaba
con mis padres, tú siempre estabas en la escuela y prácticamente nunca pudimos
coincidir.
Cuando regresé de visita después
de dos o tres años fui de sorpesa a verte a la salida del colegio. Te busqué
entre los demás niños y te vi, me miraste de lejos, gritaste mi nombre y
corriendo te lanzaste a mis brazos para darme ese gran abrazo tan largo y fuerte
que hasta ahora siento cada vez que te extraño.
(recreación) |
Pasaron los años y regresé al
país, ya todos habíamos crecido. Yo tenía un hijo que necesitaba toda mi
atención y tú ahora eras la joven, la que prefería estar con sus amigos. La adolescencia
te pegó fuerte.
Esta vez intenté estar en todos tus
cumpleaños y fechas especiales, pero sentía que ya era un poco tarde, que no
podríamos tener la relación de hermanos a la que me negué cuando aún eras muy
pequeña.
Con el pasar del tiempo te fuiste
transformando en una mujer admirable, tan preocupada por su familia, tan atenta
y cariñosa, y además la más cercana a mi padre de todos los hermanos, y yo
siempre agradeceré eso, eras la que nos representaba, sobre todo a mí, que ya
no vivía en la misma casa y casi nunca tenía tiempo para estar con ustedes.
Encontraste a alguien a quien
amar y eso me dio mucha paz y felicidad, el saber que alguien estaría a tu lado
me hacía sentir seguro. Ver que alguien era capaz de merecer tu amor me causaba
mucha alegría.
Pasó el tiempo, cada vez fuiste
aprendiendo más y siendo más ambiciosa con tus planes al punto que decidiste
que lo mejor sería irte a estudiar a la distancia.
Llegó el momento de tu partida,
ahora eras tú quien se iba a buscar su futuro lejos de nosotros, a otro país
tan lejano y distinto que era sorprenderte ver que te entusiasmaba dejar el
nido, ya no había vuelta atrás.
Pero esta vez yo estaba contento,
hiciste tanto en estos años que ya estabas preparada para enfrentar al mundo y
todo lo que este pudiera lanzarte.
Hoy que es tu primer cumpleaños
que pasas lejos de casa, no puedo más que esperar que te hagas más fuerte con
cada día que pase, que el sentimiento de ternura que hay en tu corazón sirva
para llenar de amor esos miles de kilómetros que hoy te separan de la gente que
amas.
Y yo, cada vez más viejo y
gruñón, no puedo desear más que la próxima vez que te vea, darte un abrazo tan
fuerte y sincero como el que me diste tú esa vez hace ya tantos años afuera de tu colegio.
Te amo con todo mi corazón.
8 comentarios:
hermoso escrito que me lleva a mirar la vida desde el corazón y a reafirmarme en el valor de la ternura y la esencia del amor. gracias hijo por entregarnos este tesoro.
Yo no diría "viejo y gruñón". Diría: "viejo y más sabio".
Me conmoviste. Linda y muy tierna historia
Hermosas palabras ,nunca es tarde para decir y hacer las cosas cuando uno ama, mucho más a una hermana
Bella historia , solo un escritor como tu, puede escribirla, un gran abrazo
Me encanto, los he visto desde pequeños y se la calidad de personas que son, con unos padres admirables
Que lindo gesto para tu hermana
Que María Ángel siempre sea bendecida por tener un hermano como tu de gran corazón ♥️
Ahí que lindo detalle los que te conocemos y sabemos la calidad de persona que eres Jonathan, loco y amoroso
Me encantó simplemente expresar todo lo que sientes y nunca lo pudiste decir es un sentimiento lindo de hermanos jamás pensé que tuvieras ese sentimiento tan hermoso te felicito Jonathan
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