viernes, 20 de febrero de 2015

Enamorado de mi mejor amiga

Yo tuve una amiga, una mejor amiga, llegó a mi vida en el momento que más lo necesitaba: cuando mis ganas por vivir estaban al 100%, cuando mi adolescencia y juventud me jugaban malas pasadas emocionales, cuando descubrimos que las preocupaciones eran cosas de gente mayor.

Digamos que se llamaba… Danae. Fue en 4to de secundaria que nos hicimos amigos inseparables, uno parte del otro. Podíamos pasar horas, literalmente horas hablando por teléfono. Nos regalábamos tarjetas y cartas, y hasta chateábamos a papel y lapicero durante las clases, ya sea en papelitos pequeños o en hojas de cuaderno arrancadas.  Recuerdo que para un cumpleaños suyo pasé todas estas conversaciones a la computadora, y se las regalé impresas, para que queden de alguna forma, eternizadas.

Teníamos tanta confianza que podíamos lanzarnos los peores insultos y no nos ofendíamos, sabíamos que eran puñaladas dulces, de esas que te cortan, pero que no quieres que dejen de lastimarte sólo porque las lanzó ésa persona en particular.

Fue una madrugada en su casa, Danae me convidó unas galletas que había horneado durante el día. No pude parar de comerlas, estaban buenísimas, ella se molestó porque no le dejé ni una. Esa noche descubrí muy a mi pesar, que la amaba en secreto.

Yo no era capaz de tocarla, ni siquiera para saludarla, me tragué un abrazo cuando por mi cumpleaños me regaló el poster de Freddie Mercury. Evitaba darle un beso en la mejilla o incluso ponerme a su lado para no rozarla ni por casualidad. La quería tanto que no me importaba verla de enamorada con otro compañero del colegio, sólo quería que sea feliz. Y ella lo era.

Le escribí poemas y le regalé pequeños detalles, pero siempre advirtiéndole: “Son en plan de amigos, por si acaso” Pero en el fondo moría porque ella se dé cuenta de mis sentimientos. Nunca lo hizo, o tal vez sí, y prefirió callarlo.

Imagen para recordar uno de los tantos años nuevos en playa


Pasó el tiempo, acabó el colegio. Veíamos “Sabrina, la bruja adolescente” ella en su casa y yo en la mía, y en la noche nos juntábamos para hablar de los capítulos y de tantas miles de cosas más.

Creo que mis sentimientos por Danae se hicieron muy evidentes para nuestro grupo de amigos, ellos lo sabían, hasta nos bromeaban alguna vez respecto al tema, pero yo siempre me mantuve indiferente. No sabía si ella podía sentir lo mismo.

Pasaron un par de años, dejamos de frecuentarnos, cambiamos los círculos de amigos y ella se mudó de ciudad. Lo superé, me costó mucho pero logré enterrar toda esa ilusión adolescente, amor, o como quiera llamarse.

Una vez la encontré por Messenger, era un sábado por la tarde. Hace mucho que no hablábamos, así que nos pusimos a chatear. Hablamos de nuestros recuerdos y las buenas épocas del colegio, pero un tema llevó a otro y por primera vez, pude confesarle todo lo que había sentido. Fue un torrente de emociones el que me invadió, lágrimas caían y mojaban el teclado, pero se lo dije todo… todo.

Me sentí aliviado, ahora podíamos ser amigos otra vez, los mismos amigos de aquel 4to de secundaria. Aunque en ciudades distintas, no perdíamos la comunicación. Nos reíamos y burlábamos de todo. Yo era feliz por haber recuperado esa relación.

 Pero otra vez, cosas del destino, nos volvimos a alejar. Esta vez fui yo el que cambiaba no sólo de ciudad, sino de país. Ya casi nunca hablábamos, nuestros horarios nunca coincidían. Sólo sabía por oídas de amigos que ella empezó a cambiar, para bien o para mal.

Yo seguía siendo el mismo, ella no, ya era otra. Sentía cada vez más esa ruptura entre nosotros cuando escasamente lográbamos coincidir en el chat. Así sin más, una mañana decidió sacarme de su vida, nunca supe el porqué, me negó todo posible acceso a ser parte de ella. Sentí un dolor tan grande, era como si una parte de mí moría.



Danae era mi mejor amiga, ese título ha sido hasta el momento irreemplazable. Siempre imagino que la encuentro de casualidad por la calle y yo le obsequio uno de mis libros. Y aunque tal vez ella se negaría a mirarme, esta vez no me cortaría para nada en darle un abrazo.


Inevitable recordarla cuando escucho esta canción



6 comentarios:

Gaby te explica dijo...

Tierna historia amigo, de esas...miles...Un abrazo.

Josué Aguirre dijo...

Ya había amenazado el señor Melquiades conque iba a postear varias cosas fresas. He aquí la primera muestra. Y, para coronar su hazaña, le puso figuritas del manga jajaja

Gabriel Ch. García dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Gabriel Ch. García dijo...

Tiene razón don Aguirre, el joven cuareton cumplió con su amenaza :D.
Por cierto lo leí con la voz de Pedro Suarez, recordando Talk Show :D

Jonatan Melquiades dijo...

Me muero por leer el comentario que ha sido eliminado

Gabriel Ch. García dijo...

Era este: Tiene razón don Aguirre, el joven cuareton cumplió con su amenaza :D.
Por cierto conforme leí el post, lo leí con la voz de Pedro Suarez, recordando Talk Show :D