sábado, 23 de julio de 2016

Mi corazón es tu muñeca preferida (parte III): Para ti con desprecio

Puedo asegurarte que  hace mucho tú eras todos los fenómenos naturales, esos tan fuertes que eran capaces de devastar mundos enteros. Tú eras la fuerza divina que lanzaba lluvias de fuego sobre mis tierras. Eras todos los dioses que se burlaban de aquél que creyó en ti. Hace tiempo atrás eras la plaga que llenó de sal mis bosques.

Pero ya no, destruiste tanto este mundo que ya no queda nada por qué llorar, ya no hay dolor, ya no hay tristeza. Ni siquiera una lágrima que pueda ser robada por el viento. Sólo queda desprecio, el que te ganaste paso a paso con cada mentira que creaste en tu camino de destrucción.



Dejaste de doler, tu inundación se secó. Tus huracanes se evaporaron. Tus mentiras acabaron revelando la naturaleza real de tu infame existencia. Tus mentiras me hicieron libre.

Mentiste al inicio, aún tenías alguien a tu lado. Por eso la oscuridad fue tu mejor amiga desde el comienzo. Mentiste al final. Aún estaba yo a tu lado cuando decidiste destruir todo. Tal vez así era mejor, sacaste a la luz tu verdadera esencia.

Y ahora te veo todos los días parada delante de mí, nuestros cuerpos y rostros se juntan a tan sólo unos centímetros de distancia antes que las melodías paganas nos hagan olvidar por un rato tus mentiras, y me dejo llevar. Confieso que en ese momento tu lava derramada aún es capaz de incinerarme.  

Si alguna vez fui malo lo fui por ti, si alguna vez me convierto en aquello que odias, es gracias a ti. Porque destruiste toda una civilización para llenarla de muerte y desolación. Porque un ser infernal como tú no merece ni la más mínima muestra de humanidad.

Tu raza de animal depredador te obliga a coleccionar corazones, desgarrar los cuerpos vacíos de quienes te dieron todo, y enterrar en el olvido aquello que construyeron por ti. 

Ya ni tu risa puede salvarte, antes aquella música podía llevarme a planetas inexplorados de luz y energía. Hoy la escucho y las ansias del suicidio se apoderan cubriendo todo de mantos negros de burla. Hoy siento pena, pero esta vez es por ti. 

Para ti, que aún sabiendo mi verdad, decidiste pisotear mi corazón y sepultarlo con tus besos de Judas y lágrimas de cocodrilo. Para ti, que tu efímera alegría de dos meses se convertirá en la carga más pesada que puedas llevar y ocultar. Para ti, que la palabra pelandusca se queda a medio camino ¿Realmente valió la pena?

¿Y qué pasará cuando te canses de jugar? ¿Qué pasará cuando se cansen  de jugar contigo? Yo ya no estaré. Estoy partiendo ahora, ya no me verás. No hablaré de ti, ya ni en mis recuerdos estarás. 

Y cuando quieras recordar quién eres regresa a estas líneas y tal vez te encuentres con la verdadera Tú. Mi corazón fue tu muñeca preferida, pero ya no más.

Para ti, con desprecio, todo mi amor (o no).



domingo, 10 de julio de 2016

Mi corazón es tu muñeca preferida (parte II)

Tiempo después tuve el valor. Te vi de lejos y el encuentro no fue casual, te miraba acercándote a mí, y a cada paso tuyo sentía cómo algo dentro de mí iba rompiéndose. La charla fue inevitable. Ya a tu lado no pude contenerme, te lloré toda mi humanidad, todo lo que soy, lo que era por ti, todo lo bueno que llegué a ser por ti, todo lo que crecí a tu lado, todo lo que aprendiste de mí te lo dejé en esas lágrimas que cayeron delate tuyo. 

No me queda nada, no soy más que un recuerdo de lo que pude ser. Tú sigues buscando motivos para alejarte sin sentir remordimiento, y lo lograste. Me pides proezas que tú misma no eres capaz de realizar, no me las pidas ahora cuando no soy capaz si quiera de mirarte a los ojos. Para encontrarte con la mirada de alguien a quien amas debes tener un alma capaz de soportar ésa mirada, pero hasta eso te llevaste.

Lo que terminó de partirme el corazón fueron esos motivos tan tontos que usaste. Ya nada tenía sentido, todo era válido para ti con tal de alejarme y llegar a tener lo que quieres,  pero ya lo tienes, no tenías por qué seguir destrozándome de esa manera.


Lo intenté, te entregué toda mi verdad, pero estás metida en un círculo que da vueltas una y otra vez. No puedo hacer nada más, sigues forzándote a creer tus pretextos, de tanto repetirlos puede que los sientas reales alguna vez. Yo te dije todo lo que siento, todo lo que deseaba y esperaba, pero estás cegada, no te importó.

Nadie se había ganado el privilegio de una lágrima mía,  y lloré todas delante de ti, desnudé mi alma ante ti. Pero no fue suficiente… y aun así continuaste haciéndome daño.

Sólo espero que cuando despiertes no sea demasiado tarde. Cuando te des cuenta que cambiaste lo más real y sincero que pudiste tener, por una ilusión pasajera, aún me mantenga esperándote en uno de los tantos sitios donde nos entregamos por completo en cuerpo y alma. Tal vez aún me encuentres merodeando tus recuerdos.

Porque nada dura para siempre y algún día tendré que matarte, algún día tendrás que marcharte lejos para no regresar. No podré seguirte, ni siquiera en la oscuridad. Porque aunque quisiera ya te habré olvidado.

Te habré asesinado lenta y dolorosamente, no podría ser de otra manera. El corazón es lo más difícil de matar. Y tu amor, ése que aún vive dentro de mí, se apagará junto conmigo, cuando  un dulce suicidio selle el punto final a estos recuerdos tuyos.

Sólo te pido que sigas siendo tú, porque amé cada error y defecto tuyo. No hubiera cambiado ni un solo ápice de tu ser. 

Espero que cuando escuches mis canciones puedas darte cuenta de tu error, espero que esas melodías te hagan daño cuando estés a su lado, tontamente convencida que valió la pena probar unos labios nuevos. Espero que mis canciones te hagan recordar, que te hieran lo que yo no pude herirte.


Y no dejes de jugar, porque a pesar de todos tus juegos soy patéticamente consciente que fui quien te enseñó las reglas de esta partida. Y al final perdí. Alguna vez sentirás ése vacío, tal vez cuando estés sola en tu habitación y le mandes a él las mismas fotos que me mandabas a mí, tal vez en ese momento te des cuenta que extrañaras jugar, porque de todos tus juguetes, mi corazón fue tu muñeca preferida, y hoy decidiste perderlo.




viernes, 8 de julio de 2016

Mi corazón es tu muñeca preferida

He pasado tanto tiempo mirando tus fotos que podría llegar a imaginar tu voz saliendo de las imágenes y diciéndome una vez más que nunca te alejarías. He revisado tantas veces tus notas en papel que aún puedo imaginar que acaricias mi piel como la tinta que he leído en esas hojas rotas.

Parece que mis sentimientos se limitaron a ser parte de un monitor de computadora y un juguete que me mira receloso adornando mi pared.

Puedo recordarte casi siempre, cuando nos besábamos a escondidas, cuando inventamos historias de cómo haríamos para huir juntos. Te recuerdo a pesar de todo el mal que sembraste dentro de mí.

Recuerdo cuando mi sonrisa aún tenía algo de vida. Cuando acariciaba tu piel tan blanca y fría como el alma que me robaste.

Aún recuerdo el “te amo” que surgió entre batallas, y que pensamos que sería inmortal. Pero debo aceptarlo, el amor se ha marchado, no el mío, ése aún va matándome de a pocos y destrozando lentamente lo que queda de mí; sino el tuyo, tu amor se esfumó como la alegría de un niño cuando se rompe su juguete preferido.


Decidimos no jugar nunca, decidimos entregarnos en cuerpo y alma, en silencio, en secreto, perteneciéndonos, siendo agua y arena formando un nuevo mundo. Y sabiendo que aún jugabas con muñecas, decidí igual arriesgar. De pronto me vi envuelto en coincidencias extrañas, en mentiras piadosas, en excusas tontas. Todo era válido con tal de escapar de mí. Y yo seguí creyendo y deseando por dentro que todo sea un error.

Te gustaba jugar con muñecas, y mi corazón fue tu muñeca preferida. Te lo regalé en mal estado, te pedí que lo cuidaras, que necesitaba tiempo y paciencia para repararse. Pero no te importó, lo usaste algunas veces, y lo rompiste otras veces más. Mi corazón fue tu juguete favorito, y yo ya estaba harto de jugar.

A pesar de todo, aún te busco, aún quiero verte en secreto, aún daría todo porque juegues otra vez conmigo, por apostar sabiendo que perderé en una partida ya arreglada antes de empezar. 

Espero que no tengas piedad con lo que guardas de mí, ojalá quemes los dibujos que nacieron pensando en tu rostro, y que sus cenizas te borren esa sonrisa que poco te durará.   

Te sigo esperando a pesar de que yo estoy harto de jugar, sabiendo que mi corazón es tu muñeca preferida.