Era tan difícil rozar su piel con las garras
que sólo en sueños de Luna Llena la podía ver
como el Hada Azul que era realmente
tan bella como el propio bosque que habitaba.
Pero el Reino Oscuro maldijo esa extraña unión
y el Lobo solitario fue condenado
a la eterna prisión de la melancolía
por haber amado al Hada más bella que existió.
Su aullido noche a noche exclamaba
llamando al Hada encarcelada en la Laguna
y sólo la Luna podía ser testigo
del beso del Lobo en el agua oscura.
El Hada prisionera bajo el agua
veía cómo se acercaba el Lobo a robar su
aliento
que se mezclaba con la fría neblina
y así permanecía hasta el amanecer violento.
Sus miradas se entrelazaban
como queriendo detener al tiempo despiadado
sin un sólo lamento, guiño o pestañeo
que interrumpa esas eternas noches a su lado.
Y así seguirán cada noche de invierno
atados Hada y Lobo a un amor prohibido
En la frontera del Reino Oscuro siembran
ese sombrío beso que nunca será vencido.
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