lunes, 27 de mayo de 2024

El banco me dio 300 soles


El otro día se malogró mi caloventor (aquel ventilador que echa aire caliente). Si bien aún es otoño, las temperaturas han estado muy bajas este año; por ejemplo, las mínimas están en promedio 7°C. Así que con los pies fríos y temiendo un invierno extremadamente frío decidí de inmediato comprar un aparato nuevo.

Entré a Mercado Libre. Seleccioné un modelo de mi preferencia. Ingresé mi tarjeta de crédito. Error. Volví a ingresar los datos. Error. Pensé que a lo mejor había marcado la opción incorrecta. Regresé para ver si puse débito en lugar de crédito e intenté nuevamente. Error. A continuación, recibí un correo pidiéndome que me ponga en contacto con mi banco. Mercado libre no podía procesar la compra.

No era la primera vez que la tarjeta me falla. Para el cumpleaños de Paty quise pagar una torta y me la rechazaron repetidas veces, en una incómoda cola. Así que bueno, dije, creo que ya viene siendo tiempo de reclamar y armarme de paciencia para usar el único canal del que dispone el banco para atender estos problemas: Un chat por whatsapp.

Paciencia.

Después de un buen tiempo el banco me informó que mi tarjeta estaba bloqueada. Yo les pedí que por favor la desbloqueen, que quería usarla. Ellos me contestaron que no depende del banco porque es un bloqueo de la SBS, para protegerme del sobreendeudamiento. Yo me enojé: "¿Qué sobreendeudamiento? No tengo deudas y hace 2 años no compro nada a crédito; además, he venido pagando una membresía anual. ¡Se me hace injusto!"

Antes de que pudieran responder, añadí: "quiero cancelar la tarjeta".

No era un acto de revancha, sino de prudencia. Faltaban pocos meses para que me vuelvan a cobrar la membresía (300 soles) y, si no podía usar el plástico, no quería seguir pagando por él. No obstante, la persona que me atendía, entre emojis de caritas sonriendo y gestos de oración, me dijo: "Podemos devolver la membresía del año anterior y después solicitar el desbloqueo. Como la tarjeta estuvo bloqueada no se le cobrará membresía el año presente".

Y así consiguieron disuadirme. Pero, ¿Por qué? ¿Para qué conservar una tarjeta de crédito que casi no uso y que, además, no he necesitado en los últimos años?

En "La ética protestante y el espíritu del capitalismo" Max Weber reflexiona sobre la sociedad de su tiempo (principios del siglo XX) y concluye que los protestantes son más ricos que los católicos porque hacen de su trabajo y sus empresas una forma de adorar a su dios. Por el contrario, los católicos se concentraban demasiado en condenar a quienes tenían riqueza. Lo interesante aquí es lo que Weber dice sobre el crédito: el protestante se siente digno como sujeto de crédito. Para él el crédito, más que hacerte víctima de un sistema degenerado, es un signo de que eres un tipo confiable, que eres honesto, que eres bienvenido.

Yo no soy protestante. Ni siquiera soy cristiano. Sin embargo, no puedo evitar relacionar a Weber con algo que en una ocasión me dijo mi madre cuando le pregunté por qué seguía aceptando tantas tarjetas de crédito sin necesidad. Ella me respondió: porque no a todos les dan crédito. Yo no lo entendía entonces, tras una terrible experiencia que me hizo pasar al INFOCORP. Sin embargo, con los años, mis lecturas y una perspectiva de la vida más madura... acabo por entender. Razón por la cual hoy he decidido quedarme con los 300 soles que me acaba de devolver el banco, solicitar que la SBS me desbloquee, y guardar, por fin, mi vieja tarjeta Visa Platinum que no volveré a usar (probablemente) nunca más.

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