sábado, 28 de febrero de 2015

Cuatro días poco comunes

La semana comenzó el martes. Debe ser así porque he borrado de mi mente el lunes. De hecho, he redefinido el concepto de "olvidable"; lo que para este caso refiere a... "¿Realmente hubo un lunes esta semana?"

Martes

El martes había quedado con Angel y Jonatan en reunirnos para planear la presentación del libro "Pulpa Ficticia", de Eduardo Valdivia. Sin embargo, los planes de un almuerzo en mi casa pronto cambiaron cuando el señor Hoyos anunció que se había quedado dormido (para variar) y que llegaría tarde. Entonces Jonatan me dijo que, en aquel escenario, él y yo podíamos almorzar en Emaús (donde don Melquiades trabaja) y luego, cuando venga Angel, regresáramos a mi depa para tomar algo. Así lo hicimos.

El comedor de Emaús
El señor Melquades comiendo su pollito estilo Louisiana. 

Tras el almuerzo, Jonatan me llevó a conocer su oficina. Ahí se exhibía, además de una imagen grandota del Che Guevara, el poema apócrifo de Borges enmarcado en pan de oro.

Para la motivación

Después salimos a mi casa, coincidiendo con la llegada del señor Hoyos a Piura. Instalados, y con unas cervezas en la mesa, conversamos brevemente sobre la presentación del libro (puntualizamos algunos asuntos y confirmamos la presencia del presentador [ese Fabián... por un momento temí que no hubiera sido notificado siquiera]). Sin embargo, nuestra reunión de pronto se vio alterada por la llamada del señor Gabriel, que nos invitaba al Munich en ese mismo instante.

No lo pensamos dos veces. Nos subimos a nuestra Super Star (el bus que nos lleva desde las lejanías de mi casa hasta el centro de Piura) y llegamos en media hora al bar. Gabriel estaba en la puerta. Tecleaba desesperadamente la pantalla de su celular Entel quién sabe qué cosa.

Después del ceviche

Miércoles

El miércoles se desarrolló sin mayor novedad salvo por la tarde. Cuando regresaba a casa me encontré conque unos estúpidos malos vecinos habían improvisado una cancha de voley en el estacionamiento frente a la ventana de mi comedor. De más está decir que, según las normas internas del residencial, está prohibido darle otro uso a aquel espacio que no sea para aparcar los carros. 

Una tarde deportiva

Como está visto, este grupo de personas tiene muy poco aprecio por el bien común; así como la seguridad del edificio. Particularmente les guardo un cariño especial  por dejar reja del edificio abierta todo el día, a pesar de mis reclamos. Por ello, ante su indiferencia, ni me molesté en llamarles la atención cuando descubrí que habían amarrado su red de voley a la ventana de mi habitación.


Quizá les sorprenda si les digo que estos jóvenes tan respetuosos del orden y de la propiedad comunal (y también la privada) son, en realidad, un puñado de policías que fueron destacados a Piura desde algún lugar en la selva. Su acento charapa me mortifica hasta altas horas de la noche; en especial sus días francos, en los que beben (y gritan) hasta morir. Todo un ejemplo.

Jueves

El jueves fue el día de la presentación de Eduardo Valdivia en Clandestino. Naturalmente, el señor Gabriel y la Señora Meche, quienes habían estado hablando largo en Facebook (con muchas figuritas de por medio) de su asistencia al evento y al supuesto "After Party", no fueron. Así que Jonatan, Angel y yo (en ese orden) paramos el circo y pusimos en marcha la obra.

Estoy seguro que mis lectores no me dejaran mentir si digo que la presentación de Eduardo fue la que más gente congregó en el bar. Y esto a pesar del apoyo un poco escueto de la prensa.



En fin... todo bien. La gente se vaciló. Y, aunque quizá Eduardo debió leer un cuento más corto -sobre todo si iba a omitir el final a pocos párrafos de llegar a él-, cierto impacto debió haber causado. Finalizada la lectura, la concurrencia se llevaba los libros por cantidad. "Dame seis", me dijo un señor.

Viernes

Pero el broche de oro, y para la posteridad, se dio el viernes (o la madrugada del viernes). Cuando me conecté a tempranas horas, me di con la sorpresa de que todos en las redes sociales estaban enfrascados en un interminable debate a escala global que no tenía nada que ver con temas banales como, por ejemplo, los crímenes del Estado Islámico, la crisis financiera internacional, el calentamiento global... 

No. La gente, estaba muy atareada en determinar cuál era el color de este trapo:


Al parecer, la mayor parte de personas cometemos (me incluyo) el error de verlo blanco y dorado; lo cual es una especie de ilusión óptica provocada por el contraluz (me parece que el balance de blancos de la cámara también juega a favor de la confusión). En realidad, el vestido es azul y negro, tal como muestra la página del diseñador.



C'est tout.

viernes, 27 de febrero de 2015

¡Joker and Birdman!

¡Buenas noches!
Jo, llevo días sin escribir nada en el blog, se me están pegando los malos hábitos del señor Hoyos. Nah, en realidad he tenido un poco de todo en la cabeza, que me han hecho postergar la publicación de algo. Hoy por ejemplo he pasado el día rabiando con la migración de word o pdf a mobi de mi libro, y es que estoy intentando subirlo a kindle para su posterior publicación en formato ebook a Amazon y Google book. De momento le he dado una pausa a eso, pero solo por unas horas no pienso rendirme.
Hoy fui al cine, pero tampoco voy a hablarles de eso (Vi Apocalipsis con Nicolas Cage como protagonista. Dicho sea de paso la película es una mierda como un templo). Lo sé, lo sé estoy hablando un poco de todo sin ir al tema que vengo a compartirles, pero sin embargo es algo que pasa a menudo conmigo, me suelo ir del tema.
Está semana me reuní con mis estimados Jinetes del apocalipsis, y entre chela y chela me puse a leerles una lista de las cincuenta películas más odiadas. Los comentarios fueron a favor de las opiniones de odio o desprecio hacia las películas nominadas, lo cierto es que entre frase y frase se mencionaron dos cosas de las que vengo a darles mi más sencilla, sencillisima opinión.
¡Joker and Birdman!
Me encantan el cine, las series, animes y cartoons; podría pasar días enteros viéndolas (Al igual que leer libros, cómics y mangas). Y sobre las dos primeras tuve notables y agradables sorpresas durante la última semana. Empezare por Birdman.



Es una de las galardonadas en está ocasión y muy bien merecido. Me encanto la actuación de Keaton, que después de un papel tan secundario y simplista como el que tuvo en Need For Speed, pensé que no volvería a ver hasta después de muchos años, con más arrugas y muchas canas más.
Al lado del conflictivo Edward Norton (Otro de mis favoritos), formaron una pareja que me mantuvo despierto desde el inicio de la película, retratando irónicamente un poco los aspectos de la vida de ambos actores, Keaton el olvidado y Norton el talentoso pero conflictivo actor. Nos trasladaron hacia el mundo del teatro, un ambiente que si  bien no goza del presupuesto, los efectos y la difusión que las grandes superproducciones cinematográficas, se dirige a un publico mucho más crítico y exigente. ¿Y cómo no? Tienes que mantener los nervios y el carácter para no derrumbarte en una escena, el profesionalismo para continuar adelante a pesar de cualquier error que se suscite. Esos huevos son los que se dejan ver en el personaje de Norton que lleva su sentido de interpretación a extremos que como en la vida misma le provocan conflictos con sus colegas. Mientras que Keaton encarna a aquel actor que después de una época dorada se encuentra en los años del olvido, solo rescatado de vez en cuando en un estancamiento de reconocimiento (No sé si lo dije bien) por el personaje que le dio sus años de gloria. Esté actor se mete en el reto de recordarle al público que no es un simple personaje de años anteriores, que es un actor que puede cautivarlos y demostrar su talento a ojos de todo. Keaton nos muestra la eterna lucha por no caer en el olvido, en la que muchos artistas se someten con el paso de los tiempos.

¿Y es que acaso no es eso a lo que muchos aspiramos? A ser recordados. Aunque a veces me despreocupo del todo. Yo también quiero ser recordado, por mis letras, por la gente cercana y por algunos cuantos no tan cercanos. No por el sabor de la gloria y la fama, si no porque quiero que mi paso por está vida goce de un significado que traspase el tiempo, el peso de haber marcado bien las plantas de los zapatos en las tormentosas y crueles arenas del tiempo (Demasiado Príncipe de Persia). Wherever, les recomiendo Birdman, es una excelente película sobre la lucha por no caer en el olvido, por una vida o carrera de significado, no juzguen la vanidad del personaje, si no el peso y el valor de tan dificil meta.

Joder que ya llevo muchas líneas, trataré de ser más breve con la siguiente parte. ¡Joker! O bueno  ¡Young Joker! De la serie Gotham.


Gotham la serie que nos cuenta los inicios de ciudad Gótica y sus personajes (Batman, villanos y aliados). Nos trajo la semana pasada la aparición, con un origen, sobre uno de los villanos más emblematicos del caballero oscuro: The Joker. Encarnado por el joven actor Cameron Monaghan. Si bien es cierto una de las cosas curiosas del popular personaje hasta la fecha era su carencia de un origen claro, habían escrito orígenes pero ninguno era a ciencia cierta el real. Así que en esté punto no sé que tan bueno sea que hayan elaborado un origen para añadir al personaje a la serie. 


Pero vayamos a la interpretación de Cameron. El chico se las llevo, fueron dos escasos minutos en los cuales me hizo recordar las grandes interpretaciones de Ledger y Nicholson, seguramente el chiquillo se quedara en ese tercer puesto (a menos que Jared Leto se lo arrebate). Los gestos, la risa, el aire desenfadado y desquiciado, el ver al Joker en los ojos, en el carácter. Lo siento por los fans, seguidores y demás que estén en desacuerdo, pero para mi ese chiquillo interpreto bien el papel, él para mí es el Joker. Y ojala al director no se le antoje decirnos luego que el Joker es otro personaje y otro actor. Quisiera decir más, de las expectativas que tengo, de lo que se me antoja que enfoquen cinco minutos más al cabroncete de Cameron. Pero esto se alarga y quiero dejar pila para mi siguiente publicación. 

¡Es él!


Recomiendo tanto la serie, en especial este episodio 16, cómo la película Birdman. Estaré por aquí fastidiándolos antes de que se acuerden, mientras tanto voy a seguir dándole la lata a Kindle.

Tengan buena noche y mejor sábado.


martes, 24 de febrero de 2015

Eternamente joven

Me gusta Hora de Aventura, puedo decirlo sin temor ni vergüenza. No paro de reír con las ocurrencias de Finn y Jake. No es algo muy común en alguien de mi edad. Los “chicos” que son mis contemporáneos suelen ver noticias, Anatomía de Gray, Combate (en compañía de sus hijos), telenovelas (también con los hijos)  o películas dramáticas de serie B.

Finn el humano y Jake el perro mágico


No puedo evitarlo, desde niño me aficioné a los cartoons. Dibujos como Thundercats, Transformers, GI Joe, El rey Arturo, Capitán Futuro, Los Caballeros del Zodiaco y un gran etc. marcaron mi infancia. Ya de adolescente me enganché con Under Dog (no me miren mal), Evangelion, Las Guerreras mágicas, y todo lo existente en Cartoon Network y Locomotion.

Mi gusto por los cartoons no paró nunca, por eso ahora de “grande” es inevitable que me sigan gustando los dibujos animados, al punto que no puedo esperar a que mi hijo crezca un poco más y poder enseñarle todo esto, para que disfrute y aprenda. Sí, que aprenda, en los 80s la mayoría de dibujos animados tenían un mensaje de fondo. 

No es sólo el tema de los dibujos animados, también están los videojuegos, si me dan un mando y una consola podría pasarme horas y horas tratando de pasar niveles y terminar un juego. No puedo evitarlo, mi primera consola fue un Atari y desde allí me hice hincha acérrimo de los videojuegos. La mayoría de la gente de mi edad o más adultos prefieren ver este hobbie como una total pérdida de tiempo, yo no lo veo así, yo estoy viviendo una aventura y además afinando mis reflejos.

Soy fanático de Star Wars desde que tengo uso de razón. En la sala de mi casa un poster enorme con los personajes de la película adorna la estancia. Y como dije antes, no veo la hora que mi hijo mejore su comprensión para poder enseñarle estas películas y ver su asombro cuando descubra que Darth Vader es el padre de Luke.



Si voy de compras me aburro, prefiero ir a la sección juguetes y deleitarme probando el funcionamiento de algunos robots y alucinando con los nuevos Legos que a veces parecen imposibles de armar.

Prefiero leer cómics en vez de novelas, a menos que sean de ciencia ficción o fantasía, como Zen Zergak o La Historia sin fin. La gente de mi edad lee a Vargas Llosa, García Márquez y otros autores de renombre, o simplemente no leen. Yo disfruto con una buena novela gráfica, hace poco descubrí Watchmen y me quedé alucinado con la historia.

Muchas veces he escuchado una palabra: Inmaduro. Yo creo que no, yo creo que estoy disfrutando de todo aquello que me trae buenos recuerdos y me hace sentir bien. Son cosas que incluso disfruto compartir. Porque al final, no soy un mal ejemplo. Y aunque lleve una filosofía de vida un poco Hakunna Mattata no le estoy haciendo daño a nadie.

 “Síndrome de Peter Pan” era lo que padecía me dijo una vez alguien cercano, sólo por disfrutar y emocionarme con cosas que según los cánones sociales ya debí dejar hace mucho. Y como mi amigo Gabriel me bromea diciéndome siempre “eternamente joven” puedo asegurar que sí, lo soy, así me siento, al menos mientras el cuerpo me soporte y tenga un hijo a quien hacer reír y sonreír.

Directo al País de Nunca Jamás


Tal vez la suma de todas esas experiencias me han dado mucha imaginación y han despertado mi creatividad, tal vez por eso ahora soy escritor. Tal vez por eso es que imagino tantas cosas que me encanta llevar al papel.

Y no pienso dejarlas, no por ahora. No mientras tenga un hijo con el cual poder disfrutar de todo lo bueno de estas “cosas de adolescente”. No mientras pueda mostrarle las enseñanzas Jedi, los secretos de la Espada del Augurio, las maneras de calmar a un demonio de Tazmania, las formas de reponerse a la Kriptonita y miles de cosas más que, si yo no las viviera de seguro hace mucho que no sonreiría.

:)


Y ahora me disculpan, ya empieza Hora de Aventuras.



lunes, 23 de febrero de 2015

Historia de una foto

Ocurrió un domingo 8 de junio, al finalizar la cuarta edición de la Vía Recreativa 2014, en la avenida Grau de Piura. Por aquel entonces yo trabajaba haciendo notas de prensa en el área de cultura en la municipalidad (se ve que llevaba bien puesta la camiseta) y, gracias a mis gestiones, conseguí que la editorial tuviera un espacio en el evento para exponer sus obras.

El stand, aquel día (aunque, para ser sincero,
las fechas subsiguientes fuimos un poco más
generosos con la implementación).

Ese día en particular, habíamos improvisado en plena calle un cuentacuentos, el famoso “Historias del jañape”, el cual ya habíamos llevado a cabo en Real Plaza en mayo del mismo año, tal como se ve en la imagen.


Así pues, emprendimos el regreso a mi casa para dejar las cosas. Como el camino era corto caminamos. Entonces, un poco rezagado saco mi cámara y tomo esta foto.


Gabriel, Angel y Jonatan, de espaldas.

Entonces se me ocurrió la idea de hacer otra imagen defrente, aprovechando la perspectiva de la calle vacía. A los muchachos les encantó la idea. Alguien dijo que sería como Los intocables, pero que debíamos aparecer los cuatro.

Yo siempre he sido un tanto desconfiado cuando tengo que prestar mi cámara, pues sé que la gente no sabe mucho de fotos y casi siempre las sacan movidas, fuera de cuadro o con un dedo en el lente. Así pues, concluí que lo mejor sería dejar la máquina en el piso y ponerle disparador automático.

Sin embargo, en ese momento, un compañero de trabajo que me veía preparando la toma se ofreció a hacer la foto. Pensé en rechazar la propuesta amablemente pero, ante el apuro de los señores Gabriel, Angel y Jonatan (quienes impacientes, cual delicadas damiselas, yacían fervientemente acalorados bajo el inclemente sol piurano y el llamado de sus más íntimas necesidades; o sea, ir a chupar al Munich) acabé por encargar mi máquina, augurando un parco resultado de los acontecimientos.

Mas no fue así (¿por qué estoy escribiendo de esta manera?) Bueno, no fue así. Dejé la cámara y, al llegar a donde estaban mis amigos vi a nuestro improvisado fotógrafo haciendo varias poses fotográficas. Plim, plam, plim. Tomó tres imágenes. El resultado fue alucinante.

Versión final

sábado, 21 de febrero de 2015

Ayer vi Cincuenta sombras de Grey

Eran las 9:15 de la noche y le había prometido a Paty que iríamos al cine. Pero la única función disponible estaba para las 10:00 y se trataba de Cincuenta sombras de Grey. Bueno pues, hice de tripas corazón y traté de no pensar mucho en el asunto.


En un tiempo récord preparamos la cena, comimos, nos cambiamos, subimos a mi moto y volamos al cine; todo con tal de llegar cinco minutos antes de la función para comprar los boletos y sentarnos a ver todos los trailers (obsesión mía que data de mi época de crítico de cine). Esto podría hacer creer que que Paty y yo estábamos desesperados por ver la dichosa película; lo cual, en cierta manera, era cierto. En los últimos días decenas de comentarios moralistas (y otros que se la pegan de "a mí nada me sorprende") publicados en internet bajo la premisa "por qué no ver Cincuenta sombras de Grey", terminan por animar a cualquiera. Es como lo que pasó con El código Da Vinci, una película que, si no fuera por la mastodóntica oposición que recibió por parte de cierta facción de la iglesia católica, no se me hubiera ocurrido ver ni a tiros.

En fin, llegando a la sala sólo bastó un rápido vistazo a la gente que estaba sentada para darme cuenta de que me hallaba en un lugar muy ajeno a mi zona de confort. Paty con mucha astucia había escogido asientos en la segunda o tercera fila. Desde ahí se avizoraban dos frentes: los que se sentaban adelante, que se la pasaron manoseando su celular toda la bendita película (¡qué campeones!) y los que se sentaban atrás, quienes, según se veía, estaban manoseando otras cosas. En resumen, la desidia generalizada por parte de los espectadores nos hacía creer a Paty y a mí que, paradójicamente, eramos los únicos interesados en estar en la función.

Al fin, no era nada más de lo que se veía venir

La proyección se desarrolló sin mayor novedad. Cincuenta sobras de Grey no era nada más de lo que se veía venir. Una película un tanto... patética: diálogos incoherentes, un paquete muy gratuito de escenas de porno tipo japonés y muchos cabos sueltos que, imagino, se irán desarrollando a lo largo de la franquicia saga. Pero, vamos, también había algunas cosas buenas (secundarias pero buenas): buena fotografía, buena música y, mal que bien, un final simpático y redondo. Finalmente y, contra todo pronóstico, podría decir que la película estuvo entretenida.

Ya de regreso a casa, y tratando de dilucidar si es que Jamie Dornan (el protagonista) tenía un ojo más grande que otro o era un defecto de posproducción, recordé un detalle importante que me arruinó la noche: resulta que ese mismo día, casi a la misma hora, se iba a proyectar en el cinematógrafo de la Alianza Francesa una de mis películas favoritas; "La soga", de Alfred Hitchcock. Recordé, además, que yo, hecho el espeso, desde el lunes había invitando y comprometido a mis amigos a ir a ver esta joya...

No cabe duda, aquí saben usar mejor las cuerdas.
Y así pues, para terminar, recordé a Requejo -un viejo profesor de la universidad- cuando repetía una de esas frases que quedarán impregnadas en mi memoria durante toda la vida: "el que piensa pierde". Eso. A esas alturas de la noche, no cabía más que hacer de tripas corazón y concluir que, de pronto, tenía un buen tema para el blog.

Por cierto: ¿finalmente alguien fue a ver La soga?

viernes, 20 de febrero de 2015

Enamorado de mi mejor amiga

Yo tuve una amiga, una mejor amiga, llegó a mi vida en el momento que más lo necesitaba: cuando mis ganas por vivir estaban al 100%, cuando mi adolescencia y juventud me jugaban malas pasadas emocionales, cuando descubrimos que las preocupaciones eran cosas de gente mayor.

Digamos que se llamaba… Danae. Fue en 4to de secundaria que nos hicimos amigos inseparables, uno parte del otro. Podíamos pasar horas, literalmente horas hablando por teléfono. Nos regalábamos tarjetas y cartas, y hasta chateábamos a papel y lapicero durante las clases, ya sea en papelitos pequeños o en hojas de cuaderno arrancadas.  Recuerdo que para un cumpleaños suyo pasé todas estas conversaciones a la computadora, y se las regalé impresas, para que queden de alguna forma, eternizadas.

Teníamos tanta confianza que podíamos lanzarnos los peores insultos y no nos ofendíamos, sabíamos que eran puñaladas dulces, de esas que te cortan, pero que no quieres que dejen de lastimarte sólo porque las lanzó ésa persona en particular.

Fue una madrugada en su casa, Danae me convidó unas galletas que había horneado durante el día. No pude parar de comerlas, estaban buenísimas, ella se molestó porque no le dejé ni una. Esa noche descubrí muy a mi pesar, que la amaba en secreto.

Yo no era capaz de tocarla, ni siquiera para saludarla, me tragué un abrazo cuando por mi cumpleaños me regaló el poster de Freddie Mercury. Evitaba darle un beso en la mejilla o incluso ponerme a su lado para no rozarla ni por casualidad. La quería tanto que no me importaba verla de enamorada con otro compañero del colegio, sólo quería que sea feliz. Y ella lo era.

Le escribí poemas y le regalé pequeños detalles, pero siempre advirtiéndole: “Son en plan de amigos, por si acaso” Pero en el fondo moría porque ella se dé cuenta de mis sentimientos. Nunca lo hizo, o tal vez sí, y prefirió callarlo.

Imagen para recordar uno de los tantos años nuevos en playa


Pasó el tiempo, acabó el colegio. Veíamos “Sabrina, la bruja adolescente” ella en su casa y yo en la mía, y en la noche nos juntábamos para hablar de los capítulos y de tantas miles de cosas más.

Creo que mis sentimientos por Danae se hicieron muy evidentes para nuestro grupo de amigos, ellos lo sabían, hasta nos bromeaban alguna vez respecto al tema, pero yo siempre me mantuve indiferente. No sabía si ella podía sentir lo mismo.

Pasaron un par de años, dejamos de frecuentarnos, cambiamos los círculos de amigos y ella se mudó de ciudad. Lo superé, me costó mucho pero logré enterrar toda esa ilusión adolescente, amor, o como quiera llamarse.

Una vez la encontré por Messenger, era un sábado por la tarde. Hace mucho que no hablábamos, así que nos pusimos a chatear. Hablamos de nuestros recuerdos y las buenas épocas del colegio, pero un tema llevó a otro y por primera vez, pude confesarle todo lo que había sentido. Fue un torrente de emociones el que me invadió, lágrimas caían y mojaban el teclado, pero se lo dije todo… todo.

Me sentí aliviado, ahora podíamos ser amigos otra vez, los mismos amigos de aquel 4to de secundaria. Aunque en ciudades distintas, no perdíamos la comunicación. Nos reíamos y burlábamos de todo. Yo era feliz por haber recuperado esa relación.

 Pero otra vez, cosas del destino, nos volvimos a alejar. Esta vez fui yo el que cambiaba no sólo de ciudad, sino de país. Ya casi nunca hablábamos, nuestros horarios nunca coincidían. Sólo sabía por oídas de amigos que ella empezó a cambiar, para bien o para mal.

Yo seguía siendo el mismo, ella no, ya era otra. Sentía cada vez más esa ruptura entre nosotros cuando escasamente lográbamos coincidir en el chat. Así sin más, una mañana decidió sacarme de su vida, nunca supe el porqué, me negó todo posible acceso a ser parte de ella. Sentí un dolor tan grande, era como si una parte de mí moría.



Danae era mi mejor amiga, ese título ha sido hasta el momento irreemplazable. Siempre imagino que la encuentro de casualidad por la calle y yo le obsequio uno de mis libros. Y aunque tal vez ella se negaría a mirarme, esta vez no me cortaría para nada en darle un abrazo.


Inevitable recordarla cuando escucho esta canción



martes, 17 de febrero de 2015

Hijo de su padre.


Hola ¿qué tal todos? Bueno si están mal me da igual, está semana tengo finales y estoy en todo mi derecho de que el humor de los demás me llegue altamente. ¡Mentira! espero que estén teniendo una agradable semana. 
Como dije estoy en finales, pero más que repasar separatas o cosas así estoy leyendo algunos libros que compre recientemente, entre ellos "Las guerras del loto: Imperio" que es la continuación de "LGDL:Tormenta", de ambos tal vez más adelante haga reseñas. De todos modos no es de esto de lo que venía a hablarles en está ocasión. Vengo a hablarles de algo que recordé entre una página u otra. Lo mucho que acabamos pareciéndonos a nuestros padres, mucho más aquel que menos gracia le hemos tenido (No creo ser el único que ha tenido discrepancias duras o indeterminadas con alguno de sus padres).

Recuerdo que hubo una época en que como muchos o todos idealizaba a mi padre, al punto de que todos sus errores los ocultaba inconscientemente en una zona de mi cerebro a la que no solía visitar en ese entonces. Mi padre lo era todo para mí, me divertía, me engreía a su modo y demostraba ante sus amigos lo orgulloso que estaba de su hijo el cerebrito (Curioso que con el tiempo siguió haciendo eso, pero a mi me regañaba más que reconocer mis logros).Recuerdo incluso que el me regalo mi primer perro, al que apenas y pude bautizar porque horas después el lo mato. La historia es breve "blanco" un cachorrito de pelaje mullido estaba en su cajita durmiendo, con las tapas cerradas para cubrirlo contra las inclemencias del clima, cuando de pronto mi padre después de unas cuantas "chelas" volvió y se sentó en aquella caja. Con el tiempo además de encontrar cosas que me hacen parecerme a él, cosas que evidencian que hay algo en los genes o en la costumbre de vivir durante mucho tiempo con alguien, que deja una huella imborrable más allá de lo sentimental, un reflejo de nuestros padres en nuestras acciones.
Soy un cascarrabias como mi padre, impaciente como él, y a ratos tengo ataques de bromas demasiado pesadas o hirientes como él solía hacer. La frialdad por la que a veces le juzgue, incluso a ratos uso una palabra que él usaba con regularidad "cojudeces". No puedo evitar sentirme aturdido y nostálgico al ver como la naturaleza y la vida han hecho un recordatorio de él en mí, y sonreír es inevitable. Y ahora cuando ya no está, pues falleció hace casi 3 años (cómo pasa el tiempo), he vuelto a retomar a esa viaje habilidad de la infancia de ocultar inconscientemente los defectos de mi padre. 

Y todo lo malo se reemplaza por un niño sonriente siguiendo a su padre el comerciante, a una juguetería de Talara. El padre, don Florentino Chunga Ayala, después de unas conversación con el dueño del negocio sonríe a su hijo y le dice: "Ronitald, puedes escoger dos juguetes de la tienda, los que más te gusten". Mi sonrisa sigue siendo la misma ante el recuerdo.

Mi padre

lunes, 16 de febrero de 2015

Yo quise hacer vídeos :(

Cuando entré a la Universidad Nacional en el año 2001 tenía claro que quería hacer vídeos de todo, desde musicales hasta comerciales, tenía el ambicioso deseo secreto de ser director de cine. En esa época yo era uno de los poquísimos alumnos que tenían cámara filmadora propia, era una pequeña Sony analógica, que grababa en cintas de 8mm. Cuánto la usamos. No había día que no estemos filmando algo. A mi grupo de trabajo lo denominamos “Producciones Nerón”  (en honor a mi perro, sí, mi difunto perro, ya hablaré de él en una futura publicación).
El primer vídeo que hicimos fue un documental en Morropón, llevamos mi filmadora y un cámara super antigua prestada por la universidad, esta cámara filmaba usando cintas VHS. Ya se imaginarán lo que era subir el cerro La Cruz con esta cámara al hombro.
Cerro La Cruz, Morropón, 2002

Con Producciones Nerón hacíamos de todo, afiches de publicidades, trabajos radiales, videos de reportajes, en fin, todo lo que implicaba el mundo de las ciencias de la comunicación. Los integrantes de este grupo la pasábamos muy bien, tanto que a veces (muchas veces) faltábamos a las clases para salir a divertirnos, aun así, sacábamos las mejores notas cuando se trataba de trabajos grupales. Y claro, así ganamos la enemistad o antipatía de varios otros alumnos e incluso profesores (¿verdad Rumiche?)
Filmar era lo fácil, editar ya era otro cantar, lo hacíamos en mi casa. Yo era el único del grupo con un ordenador lo suficientemente “poderoso” para aguantar una edición de vídeo. Mi máquina tenía 500 megas de RAM y 40 gigas de almacenamiento, todo un mostruo para la época. Pero teníamos muchas limitaciones, la calidad de vídeo resultante era muy mala. Creo que en todo sentido. A parte de las limitaciones técnicas, no recibíamos una enseñanza de calidad donde pudiéramos aprender realmente sobre el mundo audiovisual. Cuánto hubiera deseado unas buenas clases de guión televisivo, edición e incluso actuación, en fin, todo aquello que engloba lo que es el mundo audiovisual.
Pero no nos quedábamos atrás, éramos autodidactas, originales y siempre con ganas de hacer algo. Aunque debo ser sincero. En esa época creíamos que lo que hacíamos era lo máximo. Ya en esta época me he dado cuenta de todos los errores que teníamos. Ahora veo esos vídeos y sonrío con nostalgia, me río de los errores tan visibles y me enorgullezco de haber trabajado con ese grupo de gente.

El siguiente cortometraje surgió una de esas tardes en que no había mucho que hacer:

En esta época, cualquier puede hacer vídeos, basta coger el teléfono móvil, ponerle un par de efectos y filtros y subirlo a youtube. Creo que se ha perdido un poco el encanto de sufrirla hasta las últimas cargando cámaras al hombro y haciendo conexiones imposibles para poder editar un video. Extraño esa época donde uno la pasaba mal, pero hacía lo imposible por hacer las cosas bien.
Cuando acabé la universidad, por alguno u otro motivo dejé de filmar y editar. Nunca más me dediqué a eso. Y ahora, aunque estoy contento con los trabajos que tengo y aún sigo viendo a aquel grupo de Producciones Nerón, me pican las manos por coger una filmadora y volver a grabar lo que sea.


Les presento el vídeo que más trabajo nos demandó. No éramos actores, y nos costaba mucho estar delante de las cámaras. Pero hicimos lo que pudimos. Aún así sacamos la mejor nota:










La era dorada del blog

La vida del blog, como fenómeno contemporáneo, tuvo un rápido apogeo y una larga agonía. Pasó de ser un soporte experimental empleado por un puñado de geeks a principios de los años 2000, a ser un medio generalizado al que nadie podía resistir. Todo esto fue, naturalmente, antes del auge de las redes sociales, el microblogging (Twitter, lo que resumía en gran medida las funciones de un verdadro blog) y los sistemas de mensajería con figuritas.

La gente cada vez quiere leer y escribir menos.

Pero no siempre fue así. En 2007 se decía, por ejemplo, que cada día se creaban 120 mil blogs. Había bitácoras de todo tipo. Había reuniones y convenciones de bloggers. Y, en el colmo de la excentricidad, hubo un grupo de entusiastas que instituyeron el 31 de agosto como el día del blog (creo que hoy nadie estaría tan orgulloso de hacer algo así por Facebook o... Whatsapp).

Por mi parte, yo descubrí la palabra "Blog" en el año 2003, cuando un profesor de literatura, interesado en que le ayude a publicar una revista literaria en Internet, se encontró conque uno de sus alumnos manejaba algo así como una página web desde la que "podía publicar a cada rato" (sic) y gratis. Recuerdo que me mostró el espacio desde una de las pocas computadoras que por ese entonces estaba conectada a la red de redes (y sin censura), dentro la UDEP. Lo que vi me pareció la cosa más desordenada del mundo: el sujeto en cuestión había subido desde recortes periodísticos hasta su avatar según South Park (era común en esa época), pasando por imágenes de cómics y una que otra poesía medio cursilona (lo cual era común en esa época y aún hoy).

Finalmente, el profesor de literatura aquél me dijo que ése era el soporte que estaba buscando y que no importaba ni la disparidad de contenidos ni el escaso orden. Lo que debía primar era la rapidez y la facilidad de publicar. Así, pues, despachó mi proyecto de crear una página web tradicional y empezó a trabajar con el alumno de South Park.

Un par de años después conocí a Angel y su famoso blog "angelvisión", el cuál publicó con regularidad hasta el 2007 o 2008. La concepción de esa especie de diario personal me ayudó a entender mejor el fenómeno, comprendiendo la idea de que aquello era una suerte de página abierta (democrática, si se quiere) a la que todos podemos acceder, comentar o banear. 

Ya para el año 2005 me estrené como blogger en "Magenta". Luego, me independicé con "El verduguillo". Y, en esos casi 10 años en la blogósfera (blogósfera: ese término que aprendí cuando por obligación uno tenía que sindicar su blog a un directorio tipo Perúblogs o Blogalaxia para poder ser encontrado y leído por más gente) debo decir que guardo con nostalgia los recuerdos de una era en la que la gente mantenía un blog como si fuese un perfil de facebook.

Para reír: estuve buscando una mejor foto de mi antiguo escritorio,
donde me recordaba mejor en los años del blog. Pero lo mejor que
pudees esto (circa 2007). 

Entre los años 2006 y 2008 hubo una especie de era dorada del "blogging". Todos estaban pendientes de lo que se escribía o se decía por estos lares. Era común: "'¿Has leído lo que Pedrito ha posteado ayer?' 'Sí, y de aquí voy a escribir en mi blog algo al respecto'". Y se daba. Y entonces se veían y leían auténticos debates textuales de un bando y otro: las cajas de comentarios estaban atiborradas y hacían las suerte de un blog dentro de otro blog.

Por supuesto que no todo era color de rosa. Los más fresas abrían blogs que sólo eran copia y pega de videos de Enrique Iglesias y Shakira. Pero hay que considerar que por lo menos el formato del blog, en el peor de los casos, siempre te obligaba a dar una respuesta textual. No había forma de presionar un botón de like. Si te gustaba un contenido, por más vacío que fuese, había que escribirlo: "me gusta". Extraño que la gente siquiera diga eso en las redes sociales actuales. 

Bueno, quizá eran otros tiempos. Yo me pongo a pensar: de repente por aquellos años la gente consumía Internet de una forma más ordenada (o más responsable, si se quiere). Entonces, solíamos conectarnos de noche, desde nuestras pesadas máquinas, dejando de lado las ocupaciones del día. Preparábamos un café y nos desvelábamos hasta altas horas dela noche. Hoy, uno entra a Internet desde su móvil en cualquier momento y lugar; a veces hasta manejando, almorzando o en plenas clases de la universidad. En consecuencia, no existe más esa atención con la que abordábamos la lectura antes. 

¿Quedarán atrás los días en los que, como bloggers, no podíamos esperar llegar a casa para reportar el día a día? ¿Quedarán esos post redactados -sino borrados- como mensajes en botellas que flotan en un mar inconmensurable?

No sé. Por un lado pienso que este soporte ya no volverá a ser más un medio masivo. Pero quiero verle el lado blando: volviendo al estado larvario en el que los blogs eran sólo llevados por unos cuantos geeks, me regocijo en pensar que éste y otros proyectos se mantendrán alejados de la banalización de las redes sociales y que, por tanto, quienes encuentren estos espacios serán lectores que aprecian realmente lo que leen y que no se contentan sólo poner un like, esa respuesta automática que se regala sin abrir siquiera el link.

viernes, 13 de febrero de 2015

¡No me quiten los casettes!

Fue con mi padre que descubrí el gusto por la música (la buena). Allá por 1990 él ponía sus discos LP en un equipo de madera super grande, y yo podía pasar horas sentado frente a aquel armatoste escuchando la música que a todo volumen resonaba por toda la casa. Desde Electric Light Orchestra hasta los Doltons.

Recuerdo un fin de semana que mi padre se dedicó exclusivamente a pasar la música de los Lps a casettes, yo no entendía  porqué lo hacía pero me deleitaba jugando a rebobinar los casettes con un lapicero y armando torres con las cajas sueltas de las cintas musicales. El día domingo llegó un desconocido a casa, habló con mi padre y se llevó el equipo musical, aquel enorme equipo que con mueble y todo ocupaba casi una pared entera. Desarmaron juntos aquel monstruoso aparato y de a pocos el señor extraño lo sacaba de casa y lo depositaba en una camioneta.

Cuando este desconocido se fue le pregunté a mi padre qué había pasado, el me miró un poco triste y me dijo: Los discos ocupan demasiado espacio y ése equipo es demasiado grande para la casa. Ya nadie escucha discos en Lp.

Al día siguiente mi padre llevó todos los discos Lp a Emaús para que los vendan y regresó a casa con un equipo musical nuevo,  de los modernos (para los 90s), con dos lectores de casettes y sin reproductor de discos LP. Un equipo marca Aiwa.

Éste es el Aiwa de los casettes

Desde entonces me dediqué a grabar música en casettes, yo heredé toda la colección musical de mi padre (de la cual hasta ahora conservo la mayoría de esas cintas).

Y así trascurrían los 90s, ahora todos compraban casettes. MI padre los compraba todos originales, para él era un pecado comprar música pirata, en esa época una cinta original podía costar 60 o 70 soles, uno pirata te valía 5 soles en el mercado, yo tenía muchos de esos, y otros cuantos donde grababa música de la radio, sobre todo del programa “Rockadencia, el barranco desenfrenado del rock” de una emisora ya extinta.

Recuerdo que en tercero de secundaria mi mejor amigo llegó al colegio con algo llamado Disco Compacto, era de los Bee Gees, nos quedamos alucinados con este nuevo formato, un disco tan delicado, pero con una muy buena calidad de audio. No lo pensamos dos veces y fuimos corriendo a reproducirlo al aula de computación y escuchamos ese disco por horas.

Disco de los Bee Gees que escuchamos hasta el hartazgo

Mi padre y mis amigos empezaron a comprar CDs originales, los casettes empezaban a quedar un poco desfasados. Para 1999 tenía casi toda mi música en cds, mientras la colección de casettes que me dio mi padre se empolvaba más y más en mi armario.
Para el año 2001 surgió algo nuevo, los discos Mp3, el mismo disco, pero con la opción de poder meterle mucha más música. Recuerdo que en la Universidad yo era el único que tenía un reproductor portátil de cds Mp3, y tanta era la novedad que casi ni lo usaba porque lo prestaba a uno y otro amigo o amiga que me lo pedía.

Así lucía por dentro el reproductor portátil MP3 (acabo de recordar que se le decía "discman")

Oh sí, los discos Mp3, no podía haber nada mejor, más de 150 canciones en un solo disco. Fue en esta época que hice mi lista musical, mi “top ten” (que obviamente era de más de 100 canciones), este top me acompañaba a todos lados: paseos, amanecidas, viajes, salidas, clases, caminatas, en fin, todo. Cada canción era especial, cada canción evocaba algún recuerdo malo o bueno, alguna sensación que de alguna manera se quedaba impregnada en las notas musicales y que revivía cada vez que escuchaba cierta canción.

Pasaron los años, los discos Mp3 pasaron de moda. Ahora todo se volvió digital, ya para el año 2015 es un pecado que uno no tenga en su teléfono móvil o en un reproductor Mp3 su música. Esta nueva tecnología ha permitido que la capacidad de almacenamiento de música que uno pueda tener sea prácticamente infinita. Pero aún así, hoy me di cuenta que mi lista musical, mi Top Ten (que ahora es de 350 canciones) no ha variado mucho desde el año 2001, al punto que la mayoría de canciones que contiene son incluso de la época de mi padre.

Ya no tengo equipo musical, ni reproductor de discos Lps, casettes, discos compactos y discos mp3. Ahora tengo un teléfono móvil y una computadora portátil, y me pongo tenso cuando no estoy escuchando música, mi música. Mi Top Ten que me llena el día de recuerdos buenos y malos y que me anima a continuar adelante.

*****


Hoy ayudé a mi padre a hacer limpieza en su casa, y me topé con aquella antigua colección de casettes y su antiguo equipo Aiwa. Fue inevitable, desempolvé el casette de “We All Together” y nos sentamos un rato a escuchar música a todo volumen, como en aquel lejano 1990.






Ceviche empresarial

Uno de nuestros lugares típicos es, sin duda, la cevichería de Don Lucho (por lo menos lo será hasta que no suba sus precios a cifras exorbitantes, como suelen hacer todos los negocios por estos tiempos). Así que, cuando se puede, no dejamos pasar la oportunidad de pedir una de las estrellas de la carta que es...  "ceviche empresarial":

Todos los platos de "Don Lucho" llevan por defecto
una llamativa decoración.

La reunión de hoy, empresarial también, me congregó junto al señor Angel Hoyos. Tras el potaje, nuestra tertulia avivó los siguientes temas y las subsiguientes conclusiones:

1. El verdadero talento narrativo está en ponerse en los pies de todo tipo de personajes.
2. Todo aburre. Por eso Clint Eastwood dejó su papel de maloso y dirigió "Los puentes de Madison". En resumen: Gianmarco aburre.
3. El señor Chunga es un irresponsable por no ir al médico cuando sintió las primeras molestias del mal que ahora lo aqueja.
4. La era dorada del blog (buen tema para un siguiente post: próximamente, un link aquí).
5. Los avatares del señor Melquiades (?).
6. Shyamalan debe dejar de dirigir películas hasta que comprenda que el giro final no es lo más importante de la historia.

Por supuesto, hay que decir que la mitad de estos temas la tratamos en otro lugar común, el cual yo ya he dejado de frecuentar desde que empezó a subir sus precios a cifras exorbitantes: Starbucks.

Muy serio Angel aparenta trabajar en la foto.

Lo que fue, en realidad, una cita de trabajo -y de ahí deriva el nombre del post- una buena ocasión para ver temas de la editorial y más.

¡Carnaval, carnaval, alegría sin igual!♫

Pues sigo yo. Hoy me desperté con dolor de espalda, como sucede últimamente aunque voy a mejor. Debo decir que esto de andar enfermo y cuando se compromete tu movilidad o tu resistencia es demasiado pesado, tedioso y aburrido como no tienen idea. En fin, mientras encuentro tema de que escribir hoy... esperen ¡Lo encontré!
¡Los carnavales! Soy del bajo Piura, específicamente de La Unión. En está parte de la región se celebraban religiosamente los carnavales, pero va más allá del típico desperdicio de agua que se realiza durante estos meses de enero y febrero. Les hablo de los yunces, aquellos árboles vestidos de múltiples colores, el verde, el rojo, el rosado, el lima limón y todos los colores que se pueden imaginar, incluidos los nombres. El Liberal, el Piuranito, el Encarnado, entre otros. La gente se relaja, se olvida de los problemas y repite el efecto navidad: "engordar", porque se come bien, cada yunce tiene sus devotos y directiva; y todos ellos tienen el compromiso de compartir bebida y comida con los seguidores de su yunce. Todos golpeándose el pecho como el mejor yunce del año, la fiesta más alegre, como la fiesta más movida. 
Precisamente el día de ayer, en las inmediaciones de la plaza de armas de La Unión, se realizo la elección de Srta y Sra Carnaval, así como del emblemático Rey Momo. No me pregunten por quien gano, porque esa sorpresa se las dejo para los que viven en Piura, pues hasta donde escuche: una caravana se trasladara hoy a Piura para promocionar los carnavales del bajo Piura. 



Personalmente no soy muy de salir por la zona, soy una rata de biblioteca o de mi casa vamos. Pero los turistas siempre se van contentos, eso si. Como ven en la primera foto, si planean venir a los días centrales (14,15,16 y 17 de este mes) no traigan sus trapitos nuevos, vengan con algo que no les duela perder (hablando de ropa) Porque los van a bañar de pintura y betún como no tienen idea. Y son también libres de integrarse a la algarabía que transmiten estas costumbres. Un saludo a todos, no sé como me habrá quedado esto, pero me despido esperando que lo disfruten y que no me bañen en pintura al salir de casa.




jueves, 12 de febrero de 2015

Tan cliché como el sol de Piura

Vamos a empezar. Hoy por la mañana les propuse a Jonatan, Gabriel y Angel (mencionados en orden por su respuesta y/o entusiasmo a la idea) iniciar un blog. Les dije que sería un buen proyecto para mantenernos al corriente o, en su defecto, que sería un buen ejercicio literario. Lo que no les dije es que, acostumbrado a llevar blogs desde hace diez años, éstos resultan servir como cartas a uno mismo, como una suerte de comunicación atemporal con un yo del pasado.
Algo así como...

"Frequency" es una película estadounidense de 2000. En ella
un joven habla con su padre en el pasado por medio de una
radio.

En fin, no sé bien por qué se me vino la idea de empezar este blog. Quizá sea porque hace unos días estuve revisando otros proyectos de diario abandonados o porque últimamente terminé de leer "Papaito piernas largas"... pero lo que sí sé es que si vamos a empezar este proyecto tenemos que hacerlo interesante. Por eso, y como soy yo el encargado del primer post, solicito no hablar de clichés. Y, para evitar que esto se filtre acapararé el primer tema piurano de las Piuras. El calor.

Hace unos días el Senamhi dijo que en Piura sobrepasamos los 37C, con una sensación térmica de 42C. Dijeron además que no llegábamos a esta temperatura desde hace 30 años y que sugerían no salir de casa entre las 11am y las 3pm para evitar la radiación.

Bueno, desobediente yo, salí entre las 11 y las 3. Tomé unas cuantas fotos.

Así se ve una ciudad a la que se le apoda "del eterno calor"

Esto es prolongación Grau, por Enace, casi a las afueras.

Vale decir que ayer no pude dormir por el calor. Abrí todas las ventanas. Me di una ducha fría. Me desnudé. Me eché sobre la cama. Puse el ventilador frente a mí a máxima potencia. El aire que salía era apenas comparable con el que despide el radiador de un caminón, una secadora de pelo o el termoventilador que uso en invierno cuando hace mucho frío.

Sí, hace un huevo de calor, pero también lo hará el siguiente verano. Y si sobrevivimos a éste, espero que en próximas ediciones de este solsticio no exageremos y recordemos (y citemos) la presente información. Duerman tranquilos. Imagínenme desnudo y sudando como un marrano. Buenas noches.