sábado, 28 de febrero de 2015

Cuatro días poco comunes

La semana comenzó el martes. Debe ser así porque he borrado de mi mente el lunes. De hecho, he redefinido el concepto de "olvidable"; lo que para este caso refiere a... "¿Realmente hubo un lunes esta semana?"

Martes

El martes había quedado con Angel y Jonatan en reunirnos para planear la presentación del libro "Pulpa Ficticia", de Eduardo Valdivia. Sin embargo, los planes de un almuerzo en mi casa pronto cambiaron cuando el señor Hoyos anunció que se había quedado dormido (para variar) y que llegaría tarde. Entonces Jonatan me dijo que, en aquel escenario, él y yo podíamos almorzar en Emaús (donde don Melquiades trabaja) y luego, cuando venga Angel, regresáramos a mi depa para tomar algo. Así lo hicimos.

El comedor de Emaús
El señor Melquades comiendo su pollito estilo Louisiana. 

Tras el almuerzo, Jonatan me llevó a conocer su oficina. Ahí se exhibía, además de una imagen grandota del Che Guevara, el poema apócrifo de Borges enmarcado en pan de oro.

Para la motivación

Después salimos a mi casa, coincidiendo con la llegada del señor Hoyos a Piura. Instalados, y con unas cervezas en la mesa, conversamos brevemente sobre la presentación del libro (puntualizamos algunos asuntos y confirmamos la presencia del presentador [ese Fabián... por un momento temí que no hubiera sido notificado siquiera]). Sin embargo, nuestra reunión de pronto se vio alterada por la llamada del señor Gabriel, que nos invitaba al Munich en ese mismo instante.

No lo pensamos dos veces. Nos subimos a nuestra Super Star (el bus que nos lleva desde las lejanías de mi casa hasta el centro de Piura) y llegamos en media hora al bar. Gabriel estaba en la puerta. Tecleaba desesperadamente la pantalla de su celular Entel quién sabe qué cosa.

Después del ceviche

Miércoles

El miércoles se desarrolló sin mayor novedad salvo por la tarde. Cuando regresaba a casa me encontré conque unos estúpidos malos vecinos habían improvisado una cancha de voley en el estacionamiento frente a la ventana de mi comedor. De más está decir que, según las normas internas del residencial, está prohibido darle otro uso a aquel espacio que no sea para aparcar los carros. 

Una tarde deportiva

Como está visto, este grupo de personas tiene muy poco aprecio por el bien común; así como la seguridad del edificio. Particularmente les guardo un cariño especial  por dejar reja del edificio abierta todo el día, a pesar de mis reclamos. Por ello, ante su indiferencia, ni me molesté en llamarles la atención cuando descubrí que habían amarrado su red de voley a la ventana de mi habitación.


Quizá les sorprenda si les digo que estos jóvenes tan respetuosos del orden y de la propiedad comunal (y también la privada) son, en realidad, un puñado de policías que fueron destacados a Piura desde algún lugar en la selva. Su acento charapa me mortifica hasta altas horas de la noche; en especial sus días francos, en los que beben (y gritan) hasta morir. Todo un ejemplo.

Jueves

El jueves fue el día de la presentación de Eduardo Valdivia en Clandestino. Naturalmente, el señor Gabriel y la Señora Meche, quienes habían estado hablando largo en Facebook (con muchas figuritas de por medio) de su asistencia al evento y al supuesto "After Party", no fueron. Así que Jonatan, Angel y yo (en ese orden) paramos el circo y pusimos en marcha la obra.

Estoy seguro que mis lectores no me dejaran mentir si digo que la presentación de Eduardo fue la que más gente congregó en el bar. Y esto a pesar del apoyo un poco escueto de la prensa.



En fin... todo bien. La gente se vaciló. Y, aunque quizá Eduardo debió leer un cuento más corto -sobre todo si iba a omitir el final a pocos párrafos de llegar a él-, cierto impacto debió haber causado. Finalizada la lectura, la concurrencia se llevaba los libros por cantidad. "Dame seis", me dijo un señor.

Viernes

Pero el broche de oro, y para la posteridad, se dio el viernes (o la madrugada del viernes). Cuando me conecté a tempranas horas, me di con la sorpresa de que todos en las redes sociales estaban enfrascados en un interminable debate a escala global que no tenía nada que ver con temas banales como, por ejemplo, los crímenes del Estado Islámico, la crisis financiera internacional, el calentamiento global... 

No. La gente, estaba muy atareada en determinar cuál era el color de este trapo:


Al parecer, la mayor parte de personas cometemos (me incluyo) el error de verlo blanco y dorado; lo cual es una especie de ilusión óptica provocada por el contraluz (me parece que el balance de blancos de la cámara también juega a favor de la confusión). En realidad, el vestido es azul y negro, tal como muestra la página del diseñador.



C'est tout.

5 comentarios:

Angel dijo...

Ajajá, en vista de que ahora se puede jugar voley donde donAguirre vuelvo a poner en agenda mi propuesta de reunirnos para practicar algún deporte. Pero tiene que ocurrir en un contexto épico.
Ya lo imagino:
Josué descubre a sus vecinos amarrando la net nuevamente en su ventana y nos llama en el acto. Llegamos a su casa como para almorzar tranquilamente mientras afuera juegan los tombos. La amena conversación y la suave música de jazz son interrumpidas por el violento reventar de una ventana. Empinchados, salimos a cuadrar a los charapas que creen que sólo un 'disculpa' bastará para resarcir el daño. Pero no, no esta vez. DonAguirre se saca el polo y comienza a pechar al capitán del equipo, quien responderá de la misma manera al grito de ¡Oeoeoe! de sus compinches. Entonces, antes que las cosas pasen a mayores, salto al centro y propongo que resolvamos la disputa con un duelo a muerte. Claro que, como mi idea no calará, lo cambiaremos por un duelo... de voley. El ganador obtendrá los derechos sobre el estacionamiento para hacer lo que se le de la gana.
Los tombos atracarán entre risas, sabiendo que tienen la ventaja genética (es ampliamente conocido que los mejores voleybolistas del mundo tienen sangre charapa). Una semana transcurrirá en un montaje con música de fondo, algo breve que muestre que nuestro entusiasmo inicial por el entrenamiento habrá desaparecido tras el segundo día. Luego una escena donde, extenuados de tanto entrenar, terminamos peleando a gritos y mandándonos a la mierda. Asados, chapamos nuestras mochilas y nos vamos por distintos caminos en un atardecer rojizo. Luego escenas de cada uno, lidiando con la cólera a su manera: donHoyos embutiéndose furioso un pezziduri frente al televisor, donAguirre agarrando a golpes un saco de arena hasta desprenderlo del techo, Yonatan llegando calladito a su casa al amanecer con su calzón en el hombro, Gabriel llorando abrazado a su perro. Pero entonces, como llegado del cielo, un legendario maestro del voley decidirá desahuevarnos primero y entrenarnos después. Nickyvásquez, excapitana del equipo del don bosco, nos buscará uno por uno y nos hará entrenar al estilo Miyagi, pintado paredes y limpiando su casa. Después del montaje que termina con la casa de Nicky resplandeciente de limpia y nosotros cuatro saltando para hacer un highfive en el aire, empieza lo bueno. Llega el día del partido. Hacemos nuestro ingreso a la 'cancha' en fila india y sacando pecho, con nuestros impecables uniformes blancos y vinchitas verde caramanduca. Esperamos y esperamos pero a los tombos los han cambiado al alto huallaga y ganamos por walkover. Convertimos el estacionamiento en una feria del libro permanente y la sociedad nos lo agradece. Fin.

Josué Aguirre dijo...

Don Hoyos, ese comentario merece un post.

Jonatan Melquiades dijo...

Donoyos ya tiene un cuento para su próximo libro.
Vamos por partes, primero, todo aquel que lea esto está cordialmente invitado a venir a comer a Emaús, nomas avisen con tiempo para se pueda preparar algunos platos de más, el almuerzo incluye paseo por mi oficina y foto con el cuadro del texto apócrifo de Borges.
Segundo, debo confesar que tengo una extraña debilidad por las invitaciones del señor Gabriel, cada vez que hace uso de su entel para llamarme, y veo su nombre en la pantallita de mi móvil, empiezo a salivar mismo lobo feroz.
Tercero, esos charapas merecen toda la ira de dios. La próxima, Don Aguirre, llámenos e iremos aceitados y depilados para luchar.
Cuarto, estuve muy contento con la presentación de Eduardo. Asistencia masiva y amenos discursos.
Y para terminar, lo del fucking vestido. Yo sigo pensando que son dos fotos distintas, con los colores diferentes, así se mantiene engañada a la población.

PD: Donoyos debería escribir ya, un primer post en este blog. Salud!

Gabriel Ch. García dijo...

-Ya sé donde ir en días donde no sepa donde almorzar.
-A la policia se le respeta, pero a esos patas debes mandarlos a rodar. Vale tanto así no. Pero sí deberías ponerles las cosas claras, no pueden abusar ni pasar por encima de las reglas sobre propiedad y convivencia.
-Buen detalle el del cuadro con don Borges.
- Por cierto ya debemos reunirnos otra vez, en Don Luchos para ahorrar :D
- No pude ir a la presentación y yo no hable del after party. Ese es don Melquiades y sus charlas sospechosas con doña Meche.
-El vestido ese ni le preste atención, me parecio una tontería desde la primera publicación que vi, y eso que cuando la vi ya iban como mil o más en mi inicio. Tienes razón, hasta donde llegan los intereses de los grandes números que prefieren andar parloteando por ese tipo de cosas.

Y para terminar. Me encanto el relato de don Yoyos :D

Mercuriosa dijo...

Doña Meche no pudo ir, supongo que la U tuvo la culpa... Y recién puedo defenderme, porque recién termino de leer casi todo lo publicado (: