miércoles, 29 de abril de 2015

Así que ahora soy un águila de Emaús

Hace dos semanas me encuentro colaborando, por iniciativa del señor Melquiades, en Emaús. Probablemente esté así todo un mes. Me entretengo. Hay que decir que en el área de bazar -donde me la he pasado casi todo el tiempo- todo es muy dinámico desde que abren las puertas… 


Hasta que cierran.

Así que apenas me fijo en la hora, ya se ha terminado la jornada y calabaza, calabaza me mudo a casa. Naturalmente, digo que me entretengo porque no me molesta el estrés de atender a los clientes. Me molesta cuando la presión viene desde arriba o es un mal psicológico que jode y jode en forma de: “tienes que llegar a la cuota o sino chau”, “si no vendes allá afuera hay mil que lo harán mejor que tú” o la muy mentada “hazte una, pe”. 

El área del bazar

Bienvenidos

Como ya lo anticipé, estoy delegado a apoyar en el área de bazar, donde hay de todo un poco: toallas, sábanas, pañuelos, vajilla, adornos de porcelana, zapatos, bolsos, y algunas cosas que me encantan como tazas para el café (que parece que vienen de algún lugar de Francia), corbatas y un reproductor de sonidos relajantes por el que todos preguntan y nadie compra.

En cierta forma esto me hace acordar a las expoventas de caramanduca. Y eso lo digo, muy a mi pesar de que debo sortear todas las manías religiosas de la institución, como sus oraciones (tomados de la mano) antes de abrir las puertas o sus curiosos afiches motivacionales.

"Los jóvenes se cansan..." (como algunos en este blog)

1 comentario:

Jonatan Melquiades dijo...

No se diga más, mañana jueves propondré que tú hagas la oración :D