Hace dos semanas me encuentro colaborando, por iniciativa del señor Melquiades, en Emaús. Probablemente esté así todo un mes. Me entretengo. Hay que decir que en el área de bazar -donde me la he pasado casi todo el tiempo- todo es muy dinámico desde que abren las puertas…
Hasta que cierran.
Así que apenas me fijo en la hora, ya se ha terminado la jornada y calabaza, calabaza me mudo a casa. Naturalmente, digo que me entretengo porque no me molesta el estrés de atender a los clientes. Me molesta cuando la presión viene desde arriba o es un mal psicológico que jode y jode en forma de: “tienes que llegar a la cuota o sino chau”, “si no vendes allá afuera hay mil que lo harán mejor que tú” o la muy mentada “hazte una, pe”.
El área del bazar |
Bienvenidos |
Como ya lo anticipé, estoy delegado a apoyar en el área de bazar, donde hay de todo un poco: toallas, sábanas, pañuelos, vajilla, adornos de porcelana, zapatos, bolsos, y algunas cosas que me encantan como tazas para el café (que parece que vienen de algún lugar de Francia), corbatas y un reproductor de sonidos relajantes por el que todos preguntan y nadie compra.
En cierta forma esto me hace acordar a las expoventas de caramanduca. Y eso lo digo, muy a mi pesar de que debo sortear todas las manías religiosas de la institución, como sus oraciones (tomados de la mano) antes de abrir las puertas o sus curiosos afiches motivacionales.
"Los jóvenes se cansan..." (como algunos en este blog) |
1 comentario:
No se diga más, mañana jueves propondré que tú hagas la oración :D
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