viernes, 29 de mayo de 2015

Me cansé de ser hombre (Artículo motivador)

Sucede que me canso de ser hombre. Me canso de los rostros desconocidos, de la multitud embutida en los centros comerciales, de los niños uniformados saliendo de los colegios. He llegado a imaginar ver a toda esa gente corriendo desesperada mientras sus cabezas arden en fuego. Se lo comentaba a alguien, sería divertido le dije.

Me canso de ser hombre en una ciudad que me aborrece. Una ciudad que desprecia lo que hago, lo que escribo, lo que siento, lo que amo, a quien amo. Una ciudad que se mea de risa cada vez que entrego el corazón sin esperar nada a cambio. Una ciudad que empolva con su insufrible arena todos mis recuerdos, mis anhelos y sentimientos.



Me cansa ser hombre cuando los amigos ignoran mi verdad, cuando nadie me pregunta cómo estoy. Cuando incluso sabiéndolo, nadie es capaz de hablar con sinceridad y mirándote a los ojos.

Sucede que me canso de ser hombre cuando no hay más humanidad que rescatar, cuando deambulo por las calles sucias y violentas y caigo  en  cuenta que más humanidad tienen los perros callejeros, que los idiotas que los maltratan.

Me canso de ser hombre en una red social donde la vanidad y estupidez reinan por doquier. Donde se compite por popularidad intentando ganar seguidores a cambio de retraso mental, fotos de comida y cientos de fotos de tu puta cara. Donde me das un “me gusta” pero no eres capaz de leer de qué se trata.

Me cansa ser hombre en una ciudad que te escupe, que te saca la vuelta, que ensucia las veredas, que pone trabas para salir adelante, que intenta robarte, que busca excusas para no cumplir sus labores, que es impuntual, que está ahogada por la corrupción y delincuencia.

Sucede que me canso de ser hombre aquí y ahora. Esta ciudad se llevó mi humanidad, ahogó mis sonrisas  y destrozó mi corazón. Y yo se lo di todo. Su calor y su radiante sol quemaron lo poco que quedaba de mí. Me cansé de ser hombre. No me lo critiquen.




Pero terco yo, o tal vez masoquista, prefiero seguir “mirando las ruedas girar”, buscando excusas para seguir ahogándome en el polvo y la tierra de las calles. Buscando tal vez sanar un  corazón que se resigna a morir de asco y soledad.

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