sábado, 16 de enero de 2021

La Carmen

Mi madre me enseñó a no hacer trampa. Tal vez ella no lo recuerde pero cuando yo tenía  6 años ella me estaba tomando la lección  y una de las preguntas era: ¿Qué es el diccionario? Yo tenía mi cuaderno al lado e intenté revisarlo para decir la respuesta, pero me descubrió y aprendí a la mala que eso no era honesto.


La Carmen representa un gran peso en mi vida. Creo que gracias a ella soy quien soy ahora. Esa mujer estuvo enseñándome (a su manera) cómo enfrentar el mundo. Por ejemplo, enseñarme a manejar bicicleta a punta de pellizcos o aprender a la mala que la comida jamás debía caerse del plato. 


Yo fui el experimento, la prueba, su primer intento de ser madre. Y quizás por eso no la pasé tan bien cuando crecía. Intenté huir muchas veces y otras tantas me encerraba en mi mundo con tal de no cruzarme con ella en la misma casa. El rockanroll a todo volumen y la puerta con llave de mi habitación eran mi único refugio cuando los castigos eran casi incontables.





Pero luego crecí, y ella creció conmigo. Ambos aprendimos de los errores y   de las cosas que no están bien. Ella tuvo la  oportunidad de ser madre más veces y estoy seguro que aprovechó cada una de esas etapas para ser cada vez mejor. Así que puedo decir con seguridad que mi última hermana conoce a la mejor versión de la Carmen hasta ahora, salvo que se anime por un descendiente más.


Pero, aunque ella tuvo más hijos, yo sólo tengo una madre, y no tuve la oportunidad de ir mejorando como ella. Aprendí de cero. Aprendí que en el fondo todo lo que hizo cuando éramos niños sirvió para algo. Porque no todos mis recuerdos son malos, muchos de ellos son tiernos y reales. 


Así que, puedo decir con seguridad que todo el amor que siento hoy por ella es real. Porque ese amor creció conmigo, y no tuve a otra persona más para dárselo. La Carmen es dueña de este sentimiento que me ha acompañado por mis treinta y tantos años . Y créanme cuando digo ella es y será la mujer más importante en mi vida.





Y claro que también la recuerdo con canciones. Tal vez ella no lo recuerde, pero yo sí. Yo tenía 5 años y mientras la Carmen planchaba la ropa, en la radio sonaba “La gata bajo la lluvia” de rocío Durcal. Y yo la miraba desde mi cuarto, hipnotizado al ver cómo la cantaba. 


Así que espero que se quede tranquila, que no tengo padres favoritos. Somos lo que somos gracias a ella.











2 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre me pareciero alucinante la nostalgia que pueden emanar estos blogs olvidados (o casi olvidados) que me encuentro boludeando en internet. llegue a este porque me puse a investigar si de verdad hubo una "epoca de oro" en los blogs. saludos desde argentina!

Diana Marroquin dijo...

Creo que todos los que hemos sido primerizos hemos padecido la curva de aprendizaje de nuestras mamás, pero el cariño y el amor siempre ha sido lo que nos queda. Hermosa reflexión y saludos a la Carmen.