martes, 16 de abril de 2024

Carta abierta a mi hermana

 

Hace exactamente veinte años yo estaba a la mitad de mi carrera universitaria, demasiado metido en mis asuntos y tan desconectado de la realidad, que el saber que mi madre te daría a luz no alteraría los planes que tenía para ese día, que lo más probable eran salir con mis amigos a alguna fiesta de alguien a quien no conocía.


Desde el primer día que llegaste a la a casa yo siempre te vi de lejos, quizás porque cada vez que quería acercarme había demasiada gente a tu alrededor admirándote e intentando cuidarte, o tal vez porque me sentía un poco celoso.


Recuerdo que el día que te bautizaron yo llegué tarde, ni siquiera me vestí para la ocasión, sólo llegué para cumplir con la ceremonia, robarme algunos bocaditos y poder irme cuanto antes.


La infame foto del bautizo


 

Desde tus primeros años evité ser un hermano cariñoso y cercano a ti, en esa época mi vida fuera de casa era la que más me importaba, e intentaba estar lo menos posible con la familia. Tú no tenías la culpa, simplemente yo era joven e imbécil, no era capaz de valorar todo lo que tenía dentro de casa.

 

Siempre te hacía bromas pesadas hasta el punto de hacerte llorar muchas veces, pero aún así tú con tan pocos años tenías detalles tiernos conmigo, como hacerme algún dibujo o darme un abrazo. E incluso ser la más animada en participar cuando hicimos la foto de Star Wars.




 

El día que me fui por varios años del país te di un medio abrazo muy rápido a la ahora de despedirnos, estabas llorando por algo que querías en ese momento y no tenías a la mano. Tenías 4 o 5 años, no podía pedirte más.

 

Me perdí toda tu niñez, no estuve a tu lado en muchos cumpleaños y momentos importantes incluyendo tu paso a la primaria. Cuando muy de vez en cuando llamaba a casa para saludar sólo hablaba con mis padres, tú siempre estabas en la escuela y prácticamente nunca pudimos coincidir.

 

El estar lejos de casa me hizo valorar mucho más a la familia, empecé a extrañarlos mucho y desear en el fondo haber sido distinto contigo cuando eras más pequeña. 


Cuando regresé de visita después de dos o tres años fui de sorpesa a verte a la salida del colegio. Te busqué entre los demás niños y te vi, me miraste de lejos, gritaste mi nombre y corriendo te lanzaste a mis brazos para darme ese gran abrazo tan largo y fuerte que hasta ahora siento cada vez que te extraño.


(recreación)


 Desde entonces aprendí a quererte más, a valorarte como te lo merecías e intentar llenar ese vacío de amor que nunca te di.

 

Pasaron los años y regresé al país, ya todos habíamos crecido. Yo tenía un hijo que necesitaba toda mi atención y tú ahora eras la joven, la que prefería estar con sus amigos. La adolescencia te pegó fuerte.

 

Esta vez intenté estar en todos tus cumpleaños y fechas especiales, pero sentía que ya era un poco tarde, que no podríamos tener la relación de hermanos a la que me negué cuando aún eras muy pequeña.




 

Con el pasar del tiempo te fuiste transformando en una mujer admirable, tan preocupada por su familia, tan atenta y cariñosa, y además la más cercana a mi padre de todos los hermanos, y yo siempre agradeceré eso, eras la que nos representaba, sobre todo a mí, que ya no vivía en la misma casa y casi nunca tenía tiempo para estar con ustedes.





 

Encontraste a alguien a quien amar y eso me dio mucha paz y felicidad, el saber que alguien estaría a tu lado me hacía sentir seguro. Ver que alguien era capaz de merecer tu amor me causaba mucha alegría.

 

Pasó el tiempo, cada vez fuiste aprendiendo más y siendo más ambiciosa con tus planes al punto que decidiste que lo mejor sería irte a estudiar a la distancia.

 

Llegó el momento de tu partida, ahora eras tú quien se iba a buscar su futuro lejos de nosotros, a otro país tan lejano y distinto que era sorprenderte ver que te entusiasmaba dejar el nido, ya no había vuelta atrás.

Pero esta vez yo estaba contento, hiciste tanto en estos años que ya estabas preparada para enfrentar al mundo y todo lo que este pudiera lanzarte.

 

Hay tantas cosas que me hubiera gustado hacer contigo que siento que la vida se nos queda cada vez más corta, todo fluye tan rápido que sin darnos cuenta, acabas de cumplir 20 años.




 

Hoy que es tu primer cumpleaños que pasas lejos de casa, no puedo más que esperar que te hagas más fuerte con cada día que pase, que el sentimiento de ternura que hay en tu corazón sirva para llenar de amor esos miles de kilómetros que hoy te separan de la gente que amas.

 

Y yo, cada vez más viejo y gruñón, no puedo desear más que la próxima vez que te vea, darte un abrazo tan fuerte y sincero como el que me diste tú esa vez hace ya tantos años afuera de tu colegio.




 

Te amo con todo mi corazón.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

hermoso escrito que me lleva a mirar la vida desde el corazón y a reafirmarme en el valor de la ternura y la esencia del amor. gracias hijo por entregarnos este tesoro.

Josué Aguirre dijo...

Yo no diría "viejo y gruñón". Diría: "viejo y más sabio".

Anónimo dijo...

Me conmoviste. Linda y muy tierna historia

Anónimo dijo...

Hermosas palabras ,nunca es tarde para decir y hacer las cosas cuando uno ama, mucho más a una hermana

Anónimo dijo...

Bella historia , solo un escritor como tu, puede escribirla, un gran abrazo

Anónimo dijo...

Me encanto, los he visto desde pequeños y se la calidad de personas que son, con unos padres admirables
Que lindo gesto para tu hermana
Que María Ángel siempre sea bendecida por tener un hermano como tu de gran corazón ♥️

Anónimo dijo...

Ahí que lindo detalle los que te conocemos y sabemos la calidad de persona que eres Jonathan, loco y amoroso

Anónimo dijo...

Me encantó simplemente expresar todo lo que sientes y nunca lo pudiste decir es un sentimiento lindo de hermanos jamás pensé que tuvieras ese sentimiento tan hermoso te felicito Jonathan