domingo, 13 de noviembre de 2016

La muerte de la amistad

Así un día sin más dejaron de escribirse. Ya no habían mensajes de “Hola” a las mañanas, ya no había el interminable conversatorio nocturno antes dormir. Ya no habían videollamadas al cenar, o al pintar las paredes y arreglar la habitación.

Se acabaron los abrazos a escondidas, esos besos a oscuras, incluso las ganas de contar las cosas personales, los secretos que compartieron siempre, las confesiones que aunque dolían, eran para seguir creciendo juntos.

Así un día sin más pasaron a ser dos extraños que sólo hablaban cuando era necesario  y sólo por las redes sociales. Ya no había "ven a verme" ni "vamos a comer algo". Él no podía con esa  alocada juventud que era ella, ése descubrimiento de nuevos amigos, esas noches de amanecida de estudios y fiestas universitarias. Y ella no podía con el ritmo de vida tan difícil que él llevaba, esas largas horas de trabajo y los temas de conversación tan aburridos para ella.



Un día sin más dejaron de ser mejores amigos y pasaron a ser conocidos, extraños... ella prefería salir a bailar, él quedarse en casa tomando café. Sus caminos se hacían cada vez más lejanos. Y pensar que pudieron llegar a ser grandes... muy grandes.

Pero les ganó la vida y las cosas que nuevas que descubrían cada día.
A ella le quedará un empolvado delfín de peluche que envejece en su armario. A él le quedarán unas fotos impresas en un sobre guardado en su cajón, que van perdiendo color cada día con la humedad.


Y ese amor que hubo, incluso esa amistad, quedaran guardadas tal vez en lo más profundo de sus corazones. Ella no lo sentirá, él la recordará en silencio. 

Ella quiso alejarse, él no supo darle tiempo. Y así, sin más, un día pasarán a ser dos extraños que evitan las miradas, aunque en el fondo de sus corazones añoren volver a reír otra vez, y un beso a escondidas, un beso que no signifique nada, de esos que ambos preferían.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Entrevista de semblanza (o como los hipster le llaman: profile)

Comparto con ustedes la inusual entrevista que me hizo la conocida reportera Bareska  López:

Jonatan Melquiades Reyes, egresado de la Universidad Nacional de Piura, de la escuela de comunicaciones, me recibe con su camisa a cuadros bajo la que se oculta su faceta friki (una camiseta de Superman, su héroe preferido)― y con afabilidad nos relata su experiencia como escritor y sus inspiraciones y curiosidades de su obra “Muñeca de trapo”, así como su anterior faceta de estudiante y su continua personalidad creativa y de ávido lector. Además de confesar su modo de captar la atención de sus lectores.


―¿Por qué y cómo decidiste ser escritor?
Bueno no lo sé, no es una decisión, es algo que he tenido toda mi vida porque viene de familia; mi padre es artista, escribe, hace canciones, ha hecho teatro. Y creo que por ese lado empezó todo, ya desde pequeño participé y gané algunos concursos de poesía.

―¿Cuándo salió tu primer publicación?
Mi primer libro salió en quinto de secundaria, en el año… uf hace mil años, no recuerdo exactamente cuál fue (risas), creo que fue en el 99. Yo estaba en quinto año de secundaria y fue un poemario del cual me avergüenzo mucho porque para mí era un trabajo “malo”, aún así se decidió hacer el libro.

―¿Te considerabas un novato todavía en el tema de la escritura?
En esa época sí, ahora considero que he mejorado bastante y ya tengo un estilo definido.

―Tu primer libro fue de poesía pero el segundo son relatos cortos. ¿Por qué ese cambio de la escritura en verso, por la escritura en prosa?
El cambio se debe a que siento que los cuentos me salen mucho mejor que las poesías. Como he mencionado, mi primer poemario me hace sentir un poco avergonzado  porque pienso que son poesías muy adolescentes, muy concentradas en el amor idealizado, que en su tiempo las escribí por ciertas situaciones pero que una vez crecido las volví a leer y me dije a mí mismo “¡Dios, cómo pude escribir esto!” (risas). Entonces últimamente no escribo poesías, aunque sí participo en un blog llamado “Blog de a cuatro” donde suelo publicar escritos con mucho de ese estilo poético. Sin embargo creo que me queda mejor la prosa.

―¿Cuál fue tu experiencia en la publicación de tu primer libro? ¿Contaste con el apoyo de tu familia o fue un trabajo constante y duro?
No, al contrario. El primer libro llamado “Una vida, un verso”, fue más bien una motivación de mis padres quienes lo querían sacar como una especie de publicidad para “Emaus”, empresa en la que trabajo actualmente. Yo no estaba muy de acuerdo porque sentía que el material que había elaborado no tenía condición publicable. Pero se sacó y así fue. De hecho no estuve muy involucrado en el proceso de impresión.

―¿Con “Muñeca de trapo” tuviste la misma experiencia?
Con esa última obra sí estuve bastante involucrado en cada proceso. Es más una vez publicado el libro, mis amigos de Caramanduca me ofrecieron un lugar en la editorial que acepté y ahora también trabajo en edición, correcciones de otras obras. Yo, definiría a “Muñeca de trapo” como mi primer libro oficial.

―¿Entre los autores que lees, hay alguno en especial que te haya influenciado?
Sí, yo creo que tengo tres autores que me influenciaron mucho, a los que estuve leyendo bastante en una época donde también escribía mucho. Son J. R. R. Tolkien, Edgar Alan Poe y Julio Verne, a los tres los he leído y releído muchísimo.

―¿Cuál es tu obra favorita de Verne? ¿Las has leído todas?
Mi obra favorita de Verne es “La Jangada”. Hubo una época en la que perdía clases por quedarme leyendo horas a Julio Verne. No sé si he leído todas pero la mayoría de hecho sí. De igual manera sucedió con Tolkien y “El señor de los anillos”, obra que he leído dos o tres veces.

―¿Y la influencia de esas lecturas de fantasía, ficción y surrealismo, ha sido plasmada en tu libro “Muñeca de Trapo”?
Sí, hay muchos cuentos que yo los considero de ese estilo.

―En esa obra que recopila varios relatos cortos, está el cuento “Piedra, papel o tijera” ¿Tiene alguna referencia a algo?
Obviamente, la película “El joven manos de tijera” es una de mis películas favoritas ―por no decir la preferida ―. Mi influencia para escribir no viene tanto de autores de libros y mucho menos de los clásicos, sino más bien de otras artes como lo son la música y el cine. Como este primer cuento de “Muñeca de trapo” que hace tributo a la película ya mencionada.

―¿Y ese rechazo hacia los clásicos a qué se debe?
Bueno en mi casa todo el mundo lee autores y obras clásicas, pero que sean mis preferidos o que de mi nazca leerlos, no. Creo que tiene que ver con que en el colegio me impusieron leerlos como parte de la evaluación, entonces no me agradaron porque lo sentí como una imposición y no como algo mío.

―¿Cuáles han sido tus influencias musicales?
Una de éstas se muestra en el cuento "Mr. Jonks" donde doy paso a una canción de Queen, "Bohemian Rapsody". Quien no conoce o entiende esta canción, no le hallará mucho sentido al cuento. Otra influencia está en el relato "Interestelar".

―"Insomnio" es uno de los cuentos que más impacta y causa temor cuando se lee. ¿También te ha impresionado o atemorizado escribir alguna de esas historias?
De hecho sí, está el cuento “Reflejos” que a pesar de que yo lo había escrito, cuando al fin lo leí en la noche, tuve un fuerte temor  y recuerdo que volteaba la cabeza observando toda la habitación para asegurarme de que no había nada.

—La mayoría de tus relatos empieza con la narración de acciones y personajes muy normales, pero llega un momento sorpresivo ―casi al final― en donde se muestra la verdadera personalidad oscura o escondida de los personajes.
Sí, es lo que intento con mis historias. Tenía un profesor que siempre decía que para impresionar a los lectores había que “voltear” la historia, darle un rotundo cambio, “noquear” al lector. Y eso es lo que trato de hacer en ellas.
Hay una cosa que yo aclaro a los lectores cada vez que puedo, y es que si bien los relatos que escribo recogen temas oscuros, de terror, muerte, etc; yo no soy así. No voy planeando muertes o ataques en mi vida, no soy una persona depresiva. He tenido mis malos momentos, como cualquier persona, y he usado la escritura como instrumento de catarsis.

―Estuviste residiendo un tiempo en España ¿Qué obtuviste de ello?
En España, de hecho, surge el libro; ahí es donde escribí el primer cuento “Muñeca de trapo”, que salió de tirón. Fue como una catarsis en un momento complicado de mi vida, cuando estaba solo, lejos de mi familia y de mi hijo. Tenía un bajón muy fuerte. Entonces si uno lo lee observa que el cuento es bastante oscuro, donde se plasma esa parte de mi vida. Lo cual no está bien, sé que no es sano escribir cuando estás mal influenciado.

―¿Está en tus planes escribir una novela?
Me gustaría escribir una novela pero no logro mantener una historia larga. Es mas en la universidad empecé a escribir una novela en un cuaderno, tenía la historia de un héroe de un país que tenía una princesa. Entonces, cuando ésta se mata, él se haya en la decisión conflictiva de seguir siendo un héroe o convertirse en un ser malvado para ir al infierno y encontrarla. Hasta que el cuaderno se perdió en la universidad y nunca lo encontré. Entonces me desanimé y pensé que mejor me quedaba con los relatos cortos que es lo que mejor se me da.

―¿Tienes nuevos proyectos?
En cuanto a escritura sí, tengo varias historias que pienso sacar en una nueva obra. Incluso pienso sacar una re-edición de “Muñeca de Trapo”. Por otro lado con los muchachos de Caramanduca estamos trabajando en el proyecto audiovisual llamado “Comadrejas” en Youtube. Es un hobbie que disfrutamos.

―Por otra parte también te gustan los cómics.
Así es, me gustan mucho estos. He leído varios, hay una infinidad de títulos para elegir. Me gustan los que tratan historias de súper héroes, mis favoritos son los de DC comics, aunque también he leído los de Marvel. Solía buscar los cómics menos comerciales por ejemplo Maus, un cómic muy bueno ambientado en la segunda guerra mundial.

―¿Has pensado en colaborar en algún cómic?
Con Caramanduca hemos pensado en hacer nuestros propios cómics. No comprar los derechos de otros sino elaborarnos nosotros. Pero es una cosa que demanda muchísimo tiempo y trabajo y por ahora no nos da mucho tiempos para ello aunque nos gustaría.

―¿Cómo te definirías en tres palabras?
Desordenado, responsable e imaginativo.

Bareska López


sábado, 23 de julio de 2016

Mi corazón es tu muñeca preferida (parte III): Para ti con desprecio

Puedo asegurarte que  hace mucho tú eras todos los fenómenos naturales, esos tan fuertes que eran capaces de devastar mundos enteros. Tú eras la fuerza divina que lanzaba lluvias de fuego sobre mis tierras. Eras todos los dioses que se burlaban de aquél que creyó en ti. Hace tiempo atrás eras la plaga que llenó de sal mis bosques.

Pero ya no, destruiste tanto este mundo que ya no queda nada por qué llorar, ya no hay dolor, ya no hay tristeza. Ni siquiera una lágrima que pueda ser robada por el viento. Sólo queda desprecio, el que te ganaste paso a paso con cada mentira que creaste en tu camino de destrucción.



Dejaste de doler, tu inundación se secó. Tus huracanes se evaporaron. Tus mentiras acabaron revelando la naturaleza real de tu infame existencia. Tus mentiras me hicieron libre.

Mentiste al inicio, aún tenías alguien a tu lado. Por eso la oscuridad fue tu mejor amiga desde el comienzo. Mentiste al final. Aún estaba yo a tu lado cuando decidiste destruir todo. Tal vez así era mejor, sacaste a la luz tu verdadera esencia.

Y ahora te veo todos los días parada delante de mí, nuestros cuerpos y rostros se juntan a tan sólo unos centímetros de distancia antes que las melodías paganas nos hagan olvidar por un rato tus mentiras, y me dejo llevar. Confieso que en ese momento tu lava derramada aún es capaz de incinerarme.  

Si alguna vez fui malo lo fui por ti, si alguna vez me convierto en aquello que odias, es gracias a ti. Porque destruiste toda una civilización para llenarla de muerte y desolación. Porque un ser infernal como tú no merece ni la más mínima muestra de humanidad.

Tu raza de animal depredador te obliga a coleccionar corazones, desgarrar los cuerpos vacíos de quienes te dieron todo, y enterrar en el olvido aquello que construyeron por ti. 

Ya ni tu risa puede salvarte, antes aquella música podía llevarme a planetas inexplorados de luz y energía. Hoy la escucho y las ansias del suicidio se apoderan cubriendo todo de mantos negros de burla. Hoy siento pena, pero esta vez es por ti. 

Para ti, que aún sabiendo mi verdad, decidiste pisotear mi corazón y sepultarlo con tus besos de Judas y lágrimas de cocodrilo. Para ti, que tu efímera alegría de dos meses se convertirá en la carga más pesada que puedas llevar y ocultar. Para ti, que la palabra pelandusca se queda a medio camino ¿Realmente valió la pena?

¿Y qué pasará cuando te canses de jugar? ¿Qué pasará cuando se cansen  de jugar contigo? Yo ya no estaré. Estoy partiendo ahora, ya no me verás. No hablaré de ti, ya ni en mis recuerdos estarás. 

Y cuando quieras recordar quién eres regresa a estas líneas y tal vez te encuentres con la verdadera Tú. Mi corazón fue tu muñeca preferida, pero ya no más.

Para ti, con desprecio, todo mi amor (o no).



domingo, 10 de julio de 2016

Mi corazón es tu muñeca preferida (parte II)

Tiempo después tuve el valor. Te vi de lejos y el encuentro no fue casual, te miraba acercándote a mí, y a cada paso tuyo sentía cómo algo dentro de mí iba rompiéndose. La charla fue inevitable. Ya a tu lado no pude contenerme, te lloré toda mi humanidad, todo lo que soy, lo que era por ti, todo lo bueno que llegué a ser por ti, todo lo que crecí a tu lado, todo lo que aprendiste de mí te lo dejé en esas lágrimas que cayeron delate tuyo. 

No me queda nada, no soy más que un recuerdo de lo que pude ser. Tú sigues buscando motivos para alejarte sin sentir remordimiento, y lo lograste. Me pides proezas que tú misma no eres capaz de realizar, no me las pidas ahora cuando no soy capaz si quiera de mirarte a los ojos. Para encontrarte con la mirada de alguien a quien amas debes tener un alma capaz de soportar ésa mirada, pero hasta eso te llevaste.

Lo que terminó de partirme el corazón fueron esos motivos tan tontos que usaste. Ya nada tenía sentido, todo era válido para ti con tal de alejarme y llegar a tener lo que quieres,  pero ya lo tienes, no tenías por qué seguir destrozándome de esa manera.


Lo intenté, te entregué toda mi verdad, pero estás metida en un círculo que da vueltas una y otra vez. No puedo hacer nada más, sigues forzándote a creer tus pretextos, de tanto repetirlos puede que los sientas reales alguna vez. Yo te dije todo lo que siento, todo lo que deseaba y esperaba, pero estás cegada, no te importó.

Nadie se había ganado el privilegio de una lágrima mía,  y lloré todas delante de ti, desnudé mi alma ante ti. Pero no fue suficiente… y aun así continuaste haciéndome daño.

Sólo espero que cuando despiertes no sea demasiado tarde. Cuando te des cuenta que cambiaste lo más real y sincero que pudiste tener, por una ilusión pasajera, aún me mantenga esperándote en uno de los tantos sitios donde nos entregamos por completo en cuerpo y alma. Tal vez aún me encuentres merodeando tus recuerdos.

Porque nada dura para siempre y algún día tendré que matarte, algún día tendrás que marcharte lejos para no regresar. No podré seguirte, ni siquiera en la oscuridad. Porque aunque quisiera ya te habré olvidado.

Te habré asesinado lenta y dolorosamente, no podría ser de otra manera. El corazón es lo más difícil de matar. Y tu amor, ése que aún vive dentro de mí, se apagará junto conmigo, cuando  un dulce suicidio selle el punto final a estos recuerdos tuyos.

Sólo te pido que sigas siendo tú, porque amé cada error y defecto tuyo. No hubiera cambiado ni un solo ápice de tu ser. 

Espero que cuando escuches mis canciones puedas darte cuenta de tu error, espero que esas melodías te hagan daño cuando estés a su lado, tontamente convencida que valió la pena probar unos labios nuevos. Espero que mis canciones te hagan recordar, que te hieran lo que yo no pude herirte.


Y no dejes de jugar, porque a pesar de todos tus juegos soy patéticamente consciente que fui quien te enseñó las reglas de esta partida. Y al final perdí. Alguna vez sentirás ése vacío, tal vez cuando estés sola en tu habitación y le mandes a él las mismas fotos que me mandabas a mí, tal vez en ese momento te des cuenta que extrañaras jugar, porque de todos tus juguetes, mi corazón fue tu muñeca preferida, y hoy decidiste perderlo.




viernes, 8 de julio de 2016

Mi corazón es tu muñeca preferida

He pasado tanto tiempo mirando tus fotos que podría llegar a imaginar tu voz saliendo de las imágenes y diciéndome una vez más que nunca te alejarías. He revisado tantas veces tus notas en papel que aún puedo imaginar que acaricias mi piel como la tinta que he leído en esas hojas rotas.

Parece que mis sentimientos se limitaron a ser parte de un monitor de computadora y un juguete que me mira receloso adornando mi pared.

Puedo recordarte casi siempre, cuando nos besábamos a escondidas, cuando inventamos historias de cómo haríamos para huir juntos. Te recuerdo a pesar de todo el mal que sembraste dentro de mí.

Recuerdo cuando mi sonrisa aún tenía algo de vida. Cuando acariciaba tu piel tan blanca y fría como el alma que me robaste.

Aún recuerdo el “te amo” que surgió entre batallas, y que pensamos que sería inmortal. Pero debo aceptarlo, el amor se ha marchado, no el mío, ése aún va matándome de a pocos y destrozando lentamente lo que queda de mí; sino el tuyo, tu amor se esfumó como la alegría de un niño cuando se rompe su juguete preferido.


Decidimos no jugar nunca, decidimos entregarnos en cuerpo y alma, en silencio, en secreto, perteneciéndonos, siendo agua y arena formando un nuevo mundo. Y sabiendo que aún jugabas con muñecas, decidí igual arriesgar. De pronto me vi envuelto en coincidencias extrañas, en mentiras piadosas, en excusas tontas. Todo era válido con tal de escapar de mí. Y yo seguí creyendo y deseando por dentro que todo sea un error.

Te gustaba jugar con muñecas, y mi corazón fue tu muñeca preferida. Te lo regalé en mal estado, te pedí que lo cuidaras, que necesitaba tiempo y paciencia para repararse. Pero no te importó, lo usaste algunas veces, y lo rompiste otras veces más. Mi corazón fue tu juguete favorito, y yo ya estaba harto de jugar.

A pesar de todo, aún te busco, aún quiero verte en secreto, aún daría todo porque juegues otra vez conmigo, por apostar sabiendo que perderé en una partida ya arreglada antes de empezar. 

Espero que no tengas piedad con lo que guardas de mí, ojalá quemes los dibujos que nacieron pensando en tu rostro, y que sus cenizas te borren esa sonrisa que poco te durará.   

Te sigo esperando a pesar de que yo estoy harto de jugar, sabiendo que mi corazón es tu muñeca preferida.



lunes, 23 de mayo de 2016

Noche de graduación

Se llamaba Diana Pasareli. A sus 16 años ella era lo era todo para mí. Nuestra relación había surgido entre los recreos del colegio y las caminatas a su casa después de clases.

Sus conversaciones, aunque muy banales, me encantaban y me dejaba seducir por su voz tan acaparadora y esa estruendosa risa.

Sus padres nunca estaban en casa, por lo que cada vez que salíamos del colegio comíamos juntos en su sala mientras veíamos la televisión. La acompañaba a su dormitorio, se desnuda delante de mí y se metía a duchar. Nunca me atreví a tocarla, no más allá de unos tímidos besos.  Mientras ella cantaba en la ducha, yo acariciaba sus vestidos y sus calcetines, con el deseo de poseerlos.

Diana salía de la ducha, su cuerpo lo cubría una diminuta toalla. Gateaba por la cama sobre mí para llegar al espejo y pintarse los labios con ese carmín tan fuerte, que yo también ardía por dibujarme la sonrisa con ése color.

Nos quedábamos echados en su cama, yo acariciaba su cabellera mientras ella se recostaba en mi pecho. Ella se dormía y yo me quedaba mirando los posters de sus cantantes adolescentes favoritas con esas letras tan femeninas y cursis. Claro que, nunca le confesé que en la soledad de mi casa yo también cantaba esas canciones que ella disfrutaba y que se supone yo debía detestar.



Y así pasaban los días, a veces ella quería algo más, pero yo le decía que debía esperar. Lo típico, una noche especial, el momento adecuado, la música adecuada, la ocasión ideal. Algo así como el baile de promoción. Y me hizo prometer que ésa noche fundiríamos nuestros cuerpos en un abrazo que dure toda la noche, como en las películas románticas que ella disfrutaba (y yo también).

Así pasaron las semanas mientras la noche de graduación se acercaba. Con el pasar de los días mi nerviosismo crecía, había algo que quería confesarle pero no me atrevía, no quería tal vez decepcionarla, o incluso romperle el corazón. Yo la amaba pero no  era capaz de contarle todo, y eso tal vez no era amar.

Diana quería que la noche de graduación sea perfecta, y yo quise compensarla por todo. Tal vez me excedí. Ella sólo quería una orquídea en su mano, una que haga juego con el azul de su  vestido, y claro, un elegante caballero que la coja del brazo y la haga entrar a la fiesta ante la atenta mirada de los demás compañeros de clase.

Pero mis ganas por sorprenderla me jugaron una mala pasada, llegué  su casa en una moto estruendosa, vestido como un estudiante rebelde de los 60s, con la cazadora de cuero, los jeans  azules y unas botas con calaveras metálicas en la punta. Tal como en sus películas.



Ella abrió la puerta, me miró a lo lejos, y su cara se desencajó. Vi sus lágrimas caer  antes de que se vuelva y cierre la puerta tirando al suelo su orquídea. No la volví a ver nunca más.


Diana sólo quería un hombre elegante con el cual perder la virginidad ésa noche de graduación. No podía culparla, yo quería lo mismo.


jueves, 21 de abril de 2016

Carretera y blue

Faltan aún kilómetros para llegar a la ciudad, no quiero conducir de prisa, me gusta este camino. La playa se va empequeñeciendo en el horizonte y el sol cansado de andar, empieza a acurrucarse entre las nubes. Mi mirada fija en la carretera me lleva a unos años atrás. 

Recuerdo cuando iba al lado del pasajero, el paisaje era muy diferente entonces, había nieve y mucha vegetación; edificios se erguían a lo lejos. A mi lado estaba un amigo, de ésos que como los cometas, aparecen una vez cada siglo por lo únicos y especiales que pueden llegar a ser.

En la radio se escucha Calaveras y Diablitos, nos dirigimos afuera de la ciudad, es domingo y en un día como éste sólo se puede hacer una cosa: comer un buen bufete de comida china, el Wok es la mejor opción. 

Llegamos a nuestro destino. Entre cervezas y oleadas de comida las risas y confesiones se hacen tan largas que los camareros deben echarnos a la fuerza porque somos los últimos clientes en el local.

De repente reacciono, me doy cuenta que ya no estoy allí, que sigo conduciendo de regreso a esta ciudad que ya no siento mía. La playa ya se perdió en la distancia, y a través del retrovisor veo pasar las imágenes de esos domingos en casa de aquella pareja que compartió su vida conmigo alguna vez.

Los veo juntos, preparando la comida, arreglando la mesa y sin dejarme ayudar si quiera a poner los platos. Los veo conversando y riendo conmigo. No faltan los chistes de doble sentido y los planes a futuro de un reencuentro que tal vez ya no se dé.

Ella canta en los karaokes, su risa cruza las calles, los mojitos van y vienen. Él prepara leche de tigre, ha salvado la madrugada. Jugamos eternamente en la consola, reparamos ordenadores viejos, compramos móviles inútiles, planeamos negocios inverosímiles. 

Los días pasan entre cine, woks, paseos y confesiones. Sé que voy a extrañarlos cuando todo esto acabe y ya no esté aquí. Porque nada dura para siempre y cada vez que estás a gusto en un lugar, nuevos caminos se abren para ser explorados. Sé que echaré de menos cada caminata y cada película que vimos.

Ellos fueron parte de mi alguna vez, hubo una época en que pude decir que eran mi familia. Porque la mía estaba lejos y mi soledad carcomía cada nervio y cada fibra de mis sentimientos. Ellos llegaron en el momento indicado, justo cuando el invierno había sepultado mi sonrisa.

Reacciono nuevamente, he acelerado tanto que ya estoy llegando a mi destino. Un cartel me da la bienvenida. Pero las respuestas no se encuentran en el horizonte, sino en las canciones que definen cada momento que atesoramos.

Se acaba el fin de semana y ha sido un buen paseo a la playa. Mi hijo descansa en brazos de su madre. Mis amigos a mi lado duermen sin advertir que ya estamos en la ciudad. El tráfico otra vez, el bullicio, los insultos entre los conductores. 

Me detengo en un semáforo en rojo. En la radio, Calaveras y diablitos suena sorpresivamente. Cierro los ojos por un segundo y la oscuridad me lleva a esa otra ciudad lejana. Carlos y Jennifer me están esperando para comer. Es domingo, apenas estamos empezando.







lunes, 7 de marzo de 2016

Asuka y la lluvia

Cuando lloramos, las lágrimas son robadas por el viento y se esconden en las nubes. Cuando el cielo no puede soportar más la tristeza, se rompe, y todas las lágrimas acumuladas caen para recordarnos aquello que preferíamos olvidar. Es lo que llamamos lluvia.

Asuka cambia con la lluvia, su corazón se ablanda y se sienta a mi lado mientras la música de los lesbianos suena a todo volumen en el altavoz. Las gotas que caen se mezclan con las notas musicales. Asuka me mira y se acurruca a mi lado. El sonido de la lluvia le hace imaginarte. Ella también había llorado.



Y me pregunto ¿cuántas lluvias más tendrán que pasar para sanar un corazón desfigurado? Sigo esperando un diluvio que haga que logres perdonarme. Porque a pesar de todo sigo recorriendo todos los lugares donde solías caminar, incluso aquellos a los que jamás te acercarías, con la vana ilusión de que nuestras miradas se golpeen casualmente. Pero sé que no sucederá.

Ya no creo en el cambio de las estaciones, todas se desvanecen en un ciclo eterno mientras tú sigues tan lejos, tan silenciosa, tan escondida. Y si ese ciclo volviera a empezar y nuestros recuerdos partieran de la nada, te diría aquel “te amo” que jamás pronuncié. Cambiaría los sollozos por maullidos y ronroneos.


Los recuerdos de un  verano son reemplazados por otro. Temo cada vez más que no habrá verano donde pueda encontrarte nuevamente. Pero, si el universo conspira, y los planetas se alinean, los cielos se despejan y los dioses dejan de danzar, no tendría ningún reparo en acercarme a ti directamente, mirarte a los ojos y sentarme a tu lado, para siempre. Mientras a lo lejos, unos ojos felinos y otros ojos más pequeños iguales a los tuyos nos observan a la vez que la lluvia vuelve a empezar.


sábado, 23 de enero de 2016

Pequeño Superhéroe

Dame la mano pequeño superhéroe. Deja que las burbujas jugueteen con tus pies. Tenemos aún miles de cangrejos por atrapar. Cuelga la capa, ayúdame a caminar, paso a paso en la orilla que yo te enseñaré a nadar.

Dame la mano pequeño guerrero espacial. Enfunda la espada láser, estaciona la nave nodriza. Liberemos planetas el lunes, que hoy tenemos castillos de arena por edificar. Un castillo con un pozo, un muro contra el mar, un calabazo para los caracoles y un túnel para escapar.

Dame la mano pequeño príncipe encantado. Hoy no cazaremos dragones. Hoy cuidaremos de la princesa que te puso el nombre. Dile a los unicornios que hoy no podremos cabalgar. El bosque encantado tendrá que esperarnos. Hoy nos aventuramos en el mar.


Dame la mano pequeño ladrón de mi corazón. Toma mi vida en tus manos y déjame tomar la tuya en las mías. Dejemos que  por hoy el mundo siga tropezando al rodar. Y descuida, que aquí estoy a tu lado para ayudarte a cruzar. Dejemos que caiga la noche, que los peces se cansen de nadar, dejemos que el sol nos queme y las gaviotas se rían de nuestro peinado.


Olvida que tienes un jarabe por tomar, un gato cojo para fastidiar, olvida que mamá trabaja y que mi oficina me espera ya. Olvídalo todo y dame la mano, que hoy viviremos en el mar.


lunes, 11 de enero de 2016

LA CASA DE SERGIO

Sergio no pudo oír los gritos de ella, no pudo verle hacer la maleta y llenarla con sus recuerdos. No vio cómo Ariana se despedía de la casa ni cómo miraba por última vez las sábanas que compartieron. No pudo ser testigo de sus lágrimas (si es que las hubo) y de cómo éstas humedecieron sus sandalias. No pudo oír el último portazo de Ariana antes de partir.

Sergio no estuvo allí. Tal vez no estuvo ya hace mucho y él mismo no fue consciente de su propia ausencia sino hasta cuando se encontró cara a cara con la de Ariana. No hubo libros, discos o ferias que adormecieran su ira, esa cólera que Sergio acumuló durante 30 años y que se apoderó de él cuando vio la casa vacía. Esa cólera reprimida que se volvió el monstruo que aún gobierna su forma de ser y que apagó al hombre que era. Porque ahora, la luz de Sergio no ilumina ni la mitad de lo que brillaba con Ariana.



Ahora Sergio intento buscar a alguien, cualquier rostro desconocido, o alguna sonrisa que pueda sacarle del absoluto vacío que lo define. Alguien que pueda hacerle sentir como Ariana lo hacía siempre. Intenta buscar alguien que saque lo mejor de él, esas cosas que sólo relucían con ella, esas cosas que incluso Sergio mismo no conocía. Alguien que convierta su sonrisa en verdadera y que le haga dejar de ponerse esa máscara de barro que acomoda ante el espejo todas las mañanas y que llega resquebrajada a la noche, antes de dormir.

La casa es demasiado grande para una persona que se va empequeñeciendo más y más. Y Sergio lo sabe. Es consciente que tarde o temprano las paredes se cerrarán sin previo aviso. Y nadie habrá allí para reclamar sus restos. A lo mejor, algunos maullidos solitarios acompañen ese momento. 


Sergio sólo necesito a alguien con quien compartir sus historias cuando ya nada importe. Y tal vez, encontrar a Ariana una vez más, sin que hablen ya del dolor. Sólo tomarse de la mano, y caminar hacia el jodido futuro. Ése futuro que nada espera ya de Sergio.

sábado, 2 de enero de 2016

Dormir escuchando a David Bowie

Escucha amor, yo que en todos estos años he sido tantas personas, las cuales por cierto terminaron odiándome y suicidándose. Yo que he vivido en tantos lugares y mundos de los que tarde o temprano terminé huyendo.

Escucha amor, yo que he compartido mi  vida tantas veces y mi muerte muchas otras más. Yo que he destrozado mi corazón para poder regalar un trozo a cada vagabundo que se cruzó en mi camino. Yo que desgarré mi alma para poder sobrevivir.

Amor, yo que ahora abrazo la soledad con vehemencia para no caer en algún círculo del Infierno. Aquí, al lado del abismo, sólo puedo pedir que seas real.

Y me pregunto amor. ¿Alguna vez sentiste algo así? O es que prefieres cerrar los ojos y llorar en la oscuridad, para así brillar en las calles.

Me pregunto amor si al final encontraste besos que te devuelvan a la vida, risas que te salven del abismo. O tal vez, como yo, sigues muriendo un poco cada vez que recuestas tu cabeza en la almohada que te lleva a mundos mejores.


Y aquí vienes, callada, alegre y sin maquillaje. Deja que Bowie siga velando mi sueño. Tira toda la ropa sucia de la cama. No tienes amor más que disimular el dolor, hazlo uno contigo, lo mismo hice yo y te puedo enseñar. No nos queda mucho, no es necesario vender mi alma, con gusto la regalaría otra vez a las tinieblas con tal de verte sonreír.

Escucha querida. ¿Estás tan loca como estos pensamientos que te dan vida? Déjame soñarte, la realidad es una perra y ambos lo sabemos.  Así que calla de una vez, cierra los ojos, mátame a besos y ya no me dejes despertar.