La vi hoy, vi de lejos su rostro, ése rostro que había amado. Supe en ese momento que tenía que huir lejos y ponerme de rodillas a rezar, para que se alejaran. Pero aún así empiezan... las agujas y alfileres (por todo mi orgullo). Las lágrimas que tengo que ocultar.
Yo mismo creí que era inteligente, que había logrado ganar un corazón, no pensé que fuera verdad. Pero ahora veo que ella se merece algo más que a mí, la dejaré irse y que se quede con lo que ama. Y un día ella aprenderá cómo decir: ”por favor” y ponerse de rodillas.
Así es como empieza todo. Ella sentirá esas agujas y alfileres lastimándola, siempre lastimándola.
¿Por qué no puedo parar y decirme que estoy equivocado? Tan equivocado ¿Por qué no puedo levantarme y decirme que soy fuerte?
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