martes, 30 de junio de 2015

Las grandes tardes de Emaús

Esto viene a complementar un post que escribí en abril  llamado Ahora soy un águila de Emaús. Curioso caso el mío. Pienso: abril. Vaya. Yo creí que me quedaría apoyando en Emaús un mes y ya me voy por el cuarto...

En fin, lo que quería hacer en esta ocasión es detallar brevemente la cotidianidad y buscar excusas para poner cosas como ésta:


Eso: Jonatan haciendo Hula-hula

He llegado a la conclusión de que en Emaús las jornadas por las tardes son tranquilas. Hay gente que viene de manera metódica a llevarse cosas para revender. Otras tantas vienen a ver novedades para el hogar. Todo funciona bien salvo cuando hay ventas especiales. Entonces es como si pasara un huracán por la tienda.



Pero, como ya lo he dicho, por lo general todo es tranquilo, rítmico y hasta un poco monótono. De eso me he enterado hace unas semanas, cuando el señor Melquiades se fue de viaje a Chile. Días en los que me aburría a morir.

¿Qué sería de mí si Melquiades no trabajara en Emaús? Probablemente ya habría dejado el puesto. ¿Quién si no él pondría Oxígeno en lugar de las cumbias que se escuchan en todos lados? ¿Quién sino él aparecería bailando hula-hula en media chamba? ¿Quién si no él pondría el podcast de las comadrejas en plena venta del martes? 

 

1 comentario:

Jonatan Melquiades dijo...

Halagado me siento, sr. Aguirre, sería bueno que el sr. Chunga y el sr. Hoyos participen también de esta experiencia. Igual hasta terminamos haciendo los 4 una coreografía con hula hulas y así los clientes compran más